En un reciente comunicado, la directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Astrid Cáceres, reveló que actualmente 338 niños están siendo atendidos en el programa de desvinculación, tras haber sido reclutados por grupos al margen de la ley. Esta situación alarmante resalta la problemática del reclutamiento infantil en Colombia, un fenómeno que ha persistido a lo largo de los años.
Cáceres enfatizó la importancia de combatir la naturalización del reclutamiento infantil, afirmando: "Ningún niño debe ser utilizado ni por el comercio ilegal ni por actores armados". La directora también destacó que el gobierno está implementando diversas estrategias para prevenir el reclutamiento y facilitar la reintegración social de estos menores.
El programa de desvinculación del ICBF no solo se enfoca en la atención inmediata a los niños que han sido reclutados, sino que también busca ofrecerles herramientas para su desarrollo integral. Esto incluye atención psicológica, educación y formación en habilidades para la vida, con el objetivo de ayudarles a reconstruir sus vidas y reintegrarse a la sociedad de manera efectiva.
Según indicó la entidad, la población rural perteneciente a pueblos y comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes es la más vulnerable, ya que también es afectada por múltiples formas de victimización como el desplazamiento forzado y la violencia sexual, entre otras.
La vinculación de niños, niñas y adolescentes a los grupos armados al margen de la ley trae consigo incertidumbre y pérdida de redes de apoyo, generando impacto psicosocial, cuya magnitud depende de factores individuales como la edad, el sexo, la personalidad, entre otros.
Es por ellos que el ICBF está llevando a cabo campañas de sensibilización en comunidades vulnerables para informar a las familias sobre los riesgos del reclutamiento y las alternativas disponibles para sus hijos.