Cambio inevitable
¡Cómo nos cuesta cambiar! Nos pasa a todos los seres humanos, en mayor o menor grado: tememos que la vida, tal y como la conocemos, se modifique, pues ello implicaría necesariamente tener que adaptarnos a las nuevas condiciones que nos plantea la existencia. Y todo parece indicar que, en contravía con lo que vivimos a diario, nos aferramos a la idea de que el mundo no puede cambiar, que el cambio es la peor cosa que nos puede suceder.