Triunfó la corrupción
Definitivamente, el Congreso no resiste un halago, un reconocimiento, una lisonja, porque con la misma velocidad con la que actúa para defender los intereses de la sociedad, la defrauda, la mancilla y la profana. No acababa el ministro Vargas Lleras de derretirse en elogios por la labor desarrollada por el Parlamento, cuando se conocía el atropello que el Legislativo le propinaba a esta ingenua comunidad.