Por una nariz
La absurda situación en la que se ha visto envuelto el exdiputado Sigifredo López actualiza, por enésima vez, el debate sobre la fragilidad de la presunción de inocencia en el país. La malhadada costumbre de nuestro sistema judicial de capturar primero e investigar después, parece peor que esa de ir fusilando mientras llega la orden, porque es obvio que una detención injusta es de esas cosas que son peores que la muerte.