El segundo triunfo en línea logrado ayer por la Selección Colombia en el Mundial de Brasil, no sólo superó en emotividad al primero obtenido ante Grecia, sino que dejó ver a un equipo nacional que al medirse a una aguerrida Costa de Marfil, sin duda un rival potente y con buenos jugadores, demostró ser maduro en lo táctico, concentrado en la mayor parte del tiempo, solidario en la recuperación del balón, rápido en el contragolpe pero, sobre todo, que no ahorró esfuerzo alguno por asegurar los tres puntos que, horas