Invertir en calidad en los programas para la primera infancia en América Latina y el Caribe beneficiará a su desarrollo y acortará la brecha entre pobres y ricos, según un informe difundido el martes por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
"Los gobiernos necesitan redefinir sus intervenciones en el desarrollo de la primera infancia (0 a 5 años), con programas de calidad a los maestros y personal de centros de cuidados infantiles, lo que ayudará a acortar la brecha entre pobres y ricos", dijo en rueda de prensa en Lima el economista Samuel Berlinski, coautor del informe del BID 'Los Primeros años: El Bienestar infantil y el Rol de las políticas Públicas'.
Berlinski, economista principal del departamento de investigación del BID, precisó que los gobiernos deben invertir en capacitación de calidad para maestros, y advirtió que si un profesor no responde ni busca progresar "se le debe apartar de la enseñanza esos niños".
"La primera infancia es la edad clave para el futuro del pequeño, para que pueda desarrollarse en el colegio y en el futuro", agregó.
El documento de investigación saluda que los países de la región hayan logrado con inversiones reducir la pobreza infantil, pero el egreso en los servicios y programas para la niñez temprana representa menos del 6% del gasto social total.
"Estas deficiencias (en el gasto) tienen un fuerte impacto en los sectores más pobres, lo que disminuye las probabilidades de que esos menores estén listos para la escuela frente a su pares más favorecidos económicamente", señaló el BID.
"No se trata de grandes presupuestos, sino que estén dirigidos en la mejora de la calidad de las personas que tienen a su cargo a los niños de primera infancia", precisó Berlinski.
De acuerdo con el informe, los programas de crianza de menores de 0 a 5 años no requieren de gran infraestructura, pero sí de visitadoras domiciliarias capacitadas, bajo rigurosa supervisión, que puedan establecer una relación de confianza con las familias.
Construir guarderías de óptima calidad nada aporta al desarrollo infantil si los niños no participan de forma activa, y si no se les motiva y estimula, agregó.
Berlinski indicó que tampoco modifica el resultado reducir el número de alumnos en las clases o entregar computadoras portátiles a los maestros o a los niños, si no se cambian las experiencias cotidianas que los pequeños tienen en el aula.