200 años de relaciones Colombia-EU entre historia y anécdotas | El Nuevo Siglo
Alfonso Cuéllar fue ministro plenipotenciario y ministro consejero de la Embajada de Colombia en Estados Unidos.
Domingo, 19 de Marzo de 2023
Redacción Política

Esta semana se hizo el lanzamiento del libro "Y el gringo ahí", del politólogo y periodista Alfonso Cuéllar, a propósito de los 200 años de relaciones entre Colombia y Estados Unidos.

Cuéllar destaca que “desde Simón Bolívar hasta hoy, las relaciones entre Estados Unidos y Colombia han pasado por todo tipo de situaciones históricas que han puesto a prueba a las dos naciones: desde la pérdida del Canal de Panamá hasta el Plan Colombia; desde el apoyo de tropas en la guerra de Corea hasta la lucha contra las drogas, todo ha sido una suma de decisiones que han marcado el destino de Colombia en los últimos 200 años”.

Durante el evento de lanzamiento, Kevin Whitaker, exembajador del país norteamericano y quien escribió el prólogo del libro, resaltó que el amigo y aliado más cercano de Estados Unidos en el hemisferio durante los últimos 25 años es Colombia. “No obstante, increíblemente, ningún centro de estudios o universidad estadounidense tiene una instancia dedicada al estudio de las relaciones entre Estados Unidos y Colombia”.

“Alfonso Cuéllar tiene el potencial de romper esta ignorancia intencional, en beneficio de todos los que estén interesados en la relación bilateral y en los aspectos prácticos de gestionar un esfuerzo tan complejo a nivel binacional”, agregó el diplomático.

Bolívar y los EE.UU.

La obra empieza por la independencia y los comienzos del Estado colombiano y su reconocimiento diplomático por parte de Estados Unidos.

Narra cómo William Henry Harrison fue designado como el ministro de Estados Unidos para la Gran Colombia en 1828 por el presidente John Quincy Adams. En una carta enviada a Washington comentó que la revolución de Simón Bolívar no era a lo americano, fue muy directo con sus críticas para que el Libertador las conociera.

Según señala el libro, Bolívar le contestó: “«Estados Unidos parece destinada por la Providencia a plagar a América con tormentas en el nombre de la libertad». Esa frase hizo historia”.

También indica que “Simón Bolívar tuvo una actitud tenue con Estados Unidos. Nunca fue un aliado confiable. No le tenía confianza”.

Un volcán que cambió el rumbo por Panamá

En el texto se pregunta  el autor: ¿Qué tiene que ver un volcán en Martinica con la construcción del canal y la independencia de Panamá? Y Cuéllar contesta: “Mucho, curiosamente. La historia no tiene un camino recto, sino que se construye a partir de contratiempos. La erupción del volcán en Martinica se aprovechó en Washington para hacer 'lobby' a favor de un canal en Panamá y no en Nicaragua. Mientras el primero no tenía ni un volcán, el segundo estaba repleto de ellos”.

Luego señala  que “la leyenda de los volcanes activos en Nicaragua que pondrían en riesgo la construcción del canal tomó vuelo en Washington. Lo suficiente para cambiar la opinión de cinco senadores e inclinar la balanza hacia la opción panameña”.

“Panamá era el lugar para construir el canal por las siguientes razones: sería una construcción 134,57 millas más corta, de terminal a terminal. Tendría una curvatura considerablemente menor. El tiempo en tránsito, a vapor, sería menos de la mitad que en Nicaragua –12 horas contra 33–. Además, Panamá requería menos candados, tenía mejores puertos y un ferrocarril perfecto en todos los aspectos. El funcionamiento de un canal allí costaría menos”, señala.



En los años siguientes a la pérdida de Panamá, según cuenta Cuéllar, “el presidente Rafael Reyes era consciente de la importancia de Estados Unidos para nuestras exportaciones y como posible fuente de inversión. Por eso Reyes negoció un acuerdo según el cual Estados Unidos indemnizaría a Colombia con una suma modesta y un tratamiento preferencial en el uso del canal futuro a cambio de que el país reconociera la independencia de Panamá”.

Por eso se acordó un tratado concertado el 6 de abril de 1914: “los Estados Unidos lamentaban los hechos que concluyeron con la separación de Panamá, reconocían a Colombia 25'000.000 de dólares como indemnización y le aseguraban algunos derechos para la utilización del canal”.

El TLC

En tiempo más modernos, durante este siglo, el capítulo dedicado al Tratado de Libre Comercio señala: “El miércoles 12 de octubre de 2011 se cumplió la promesa. El TLC pasó en el Congreso estadounidense: 262/167 en la Cámara y 66/33 en el Senado. Fue una jornada que finalizaba el trabajo arduo que había comenzado siete años atrás”.

“Hubo momentos de euforia y lamento. Fue negociado en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, pero se aprobó durante la administración de Juan Manuel Santos. El cambio que marcó Santos permitió su aprobación. Un gobierno igual al de Uribe no hubiera avanzado”, agrega.

“No estaban los votos ni el apoyo de la Casa Blanca del presidente Barack Obama. Era difícil reconocer nuestro dilema. El desafío era aún mayor con Santos: ¿Cómo mostrar un giro en la política sin molestar a Uribe? Había que andar con cuidado”, afirma.

Con Iván Duque

Cuéllar expuso que “había dos problemas en las relaciones con Estados Unidos cuando subió al poder Iván Duque el 7 de agosto de 2018. Primero, el gobierno de Santos les había incumplido en varios temas del TLC y quedaba una sensación de falta credibilidad. Por ejemplo, la chatarrización. Es una política de comercio el cambiar dos camiones usados por uno nuevo. Era un tema irritante para las multinacionales. Segundo, el tema antidrogas”.

“El crecimiento fue exponencial. Iban a descertificar a Colombia en 2018. Ponernos en la lista negra. Quienes se jugaron todo fueron el embajador Kevin Whitaker y Juan Cruz, del NSC (National Security Council: Consejo de Seguridad Nacional) de América Latina. Muchos amigos de Colombia que sabían sobre la importancia de la relación. Eso sirvió para que no fuéramos descertificados, pero existía el malestar”, añadió.

“Hubo, sin embargo, éxitos en la lucha antidrogas en el Pacífico. Se logró una integración de la inteligencia y las operaciones en aguas internacionales de Chile, Perú, Ecuador, Colombia, México y Estados Unidos. Fue una alianza revolucionaria. Además, hubo un plan de erradicación para cinco años”, recuerda el libro.

El libro cuenta con otros capítulos donde sigue el repaso de estos dos siglos de relaciones: La cola del león; la seguridad nacional estadounidense; el plan Clinton; la pax americana; el costo de "make american great again".

 

Pie de foto 2: Portada del libro "Y el gringo ahí", de Editorial Ariel.