EL CURSO de lancero es uno de los más exigentes en el Ejército, al punto que es requisito para ser parte de la selecta fuerza comando, la responsable de rescatar en días pasados en la selva a los cuatro niños indígenas. El actual comandante de la Escuela de Lanceros fue el mejor de su promoción hace ya bastantes años. EL NUEVO SIGLO habló con él para conocer un poco de su experiencia y del duro trabajo de estos servidores de la Patria.
El coronel Ramón Raúl Royero García dijo que ingresó al Ejército Nacional producto de las enseñanzas de su abuelo materno, Rafael García, que fue militar y, además siempre estaba atento a que sus cinco nietos tuvieran una buena educación y una vocación de servir a los demás.
Royero expresa con emoción que la disciplina, la formación y la educación eran tres pilares fundamentales que buscaba “mi mamá para sacar adelante a sus cinco hijos”.
Dijo que: “mis padres Ana Julia y Ramón, me dieron ánimos y fortaleza para que iniciara mi carrera militar. Una vez oficial contraje nupcias con Andy, ‘La Pulga’, con quien tengo dos hijas: Guadalupe y Montserrat, quienes se convirtieron en mi motor y motivación para nunca desfallecer en los momentos de vicisitudes”.
La vida de lancero
El coronel Royero García narró que ingresó a los 16 años a la Escuela Militar de Cadetes General José María Córdova, “recién graduado de bachiller técnico” y procedente de su amada tierra Aguachica, en el Cesar.
Recuerdo que el capitán Juan Carlos Chaparro Chaparro, “nos decía a los alumnos de la Escuela Militar que el curso de lanceros era sello de garantía del soldado selecto e íntegro, y al ganar la lanza era el certificado de aquel soldado con voluntad de acero inquebrantable”.
El coronel subraya que: “Por supuesto que con esta explicación decidí ser lancero. Me gradué del curso de Lanceros 281, siendo el graduado de honor al ocupar el primer puesto y espíritu de lancero entendí el significado de todas aquellas asombrosas y heroicas hazañas que puede lograr un soldado que porté en su pecho la lanza sagrada”.
De la misma manera, afirma que: “A partir de este curso de combate mi vida militar y personal cambió ya que toda misión encomendada o deseada debía hacer apología que para el lancero no existe la palabra imposible, bajo el lema de lealtad, valor y sacrificio”.
Royero García, precisa que, debido a los métodos delictivos de los grupos armados al margen de la ley, del terrorismo y la delincuencia organizada, hicieron necesario que el Ejército Nacional mejorara la capacitación de sus soldados, suboficiales y oficiales.
Otro paso que dio Royero en su carrera militar fue cuando por las capacidades que mostró lo seleccionaron instructor en la Escuela de Lanceros.
“Con la voluntad de Dios, de la Santísima Virgen María y el arduo trabajo al lado de mis soldados, en el 2008 fui notificado que haría parte de los instructores de planta de la Escuela de Lanceros. Luego de año y medio de múltiples pruebas, requisitos y lo más importante, de formar, forjar y capacitar a los futuros líderes de pequeñas unidades de las Fuerzas Militares y países amigos lanceros, llego a la que he llamado la gloria eterna: ser lancero experto, portar con honor y orgullo el distintivo de la minoría selecta”.
Explicó el comandante que el instructor con su experticia, debe mezclar el conocimiento doctrinal y la experiencia operacional adquirida durante el trasegar de su carrera militar, convirtiéndolo así en modelo para quienes reciben la instrucción.
Aclara que “el instructor de la Escuela de Lanceros debe estar certificado con el Curso Preparador de Instructores (CPI), que prueba su idoneidad en el ámbito pedagógico, garantizando la enseñanza académica, teórica y práctica alineada desde el Proyecto Educativo del Curso (PEC), de la Escuela de Lanceros, con el Proyecto Educativo Institucional (PEI), del Ejército Nacional, y la Política de Educación para la Fuerza Pública (Pefup), documentos rectores para la formación y preparación de la fuerza”.
Reitera el oficial que “el instructor de la Escuela debe ser lancero con distintivo, por cuanto debe conocer y dominar las técnicas, tácticas y procedimientos necesarios para formar a los futuros lanceros de Colombia y el mundo”.
Además, añadió que quienes no cuenten con esta certificación y especialidad son enviados inmediatamente a adquirirlas, y no se desempeñan como instructores hasta obtenerlas con resultados satisfactorios.
Acotó que “la preparación física y psicológica se dirige desde el área de formación básica y específica en la que se enmarcan materias fundamentales para el fortalecimiento del alumno, como el paso de pistas, trotes, marchas, supervivencia de combate en el agua y ejercicios prácticos evaluables. Estos últimos llevados a cabo en los diferentes terrenos con los que cuenta nuestra geografía como lo son llanuras, montañas y selvas”.
Mencionó también que es muy importante la preparación psicológica, “que se dirige a través de la exigencia constante en la que el alumno debe tomar decisiones bajo situaciones de estrés continuo. Decisiones que, a pesar del cansancio, el hambre y el sueño que los agobia, deben estar encaminadas al cumplimiento de la misión asignada”.
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Asimismo, reveló que “durante las pruebas de exigencia física el alumno es igualmente evaluado por el observador en su desempeño como comandante de equipo, escuadra y pelotón. El alumno debe demostrar autocontrol y liderazgo constante para finalizar con éxito la tarea colectiva ordenada”.
Royero García explica que “el curso de lanceros está diseñado para formar combatientes íntegros, capaces de recibir, preparar, planear, ejecutar y evaluar operaciones. Su evolución se ha dado a través de las experiencias y necesidades de la fuerza en un conflicto de varias décadas”.
Como consecuencia, destaca, la exigencia física, técnica, táctica y psicológica que se demanda del alumno y que se encuentra estandarizada en el Proyecto Educativo del Curso, y “no discrimina género o nacionalidad. Esto debido a que el curso busca dotar al futuro lancero con las herramientas necesarias para desempeñarse como comandante de pequeñas unidades en un ambiente híbrido”.
Por esta razón, “el instructor de la Escuela de Lanceros es un oficial o suboficial íntegro, el cual posee competencias, habilidades, valores y virtudes propias de un Lancero instructor comprometido con la institución”.
Por lo que insiste en que “el instructor debe dominar las áreas de formación básicas, específicas y generales que lo hacen competente en el dominio de la ciencia y el arte militar aplicada a través del planeamiento táctico para el cumplimiento de las misiones asignadas en ambientes volátiles, inciertos, complejos y ambiguos”.
Alumnos extranjeros
El renombre que tiene la Escuela de Lanceros ha hecho que ejércitos de otros países envíen alumnos para prepararse aquí.
El coronel Royero señala que “durante el curso de lanceros los alumnos extranjeros son evaluados bajo los mismos estándares de calidad, se les exige el cumplimiento de tareas y la obtención de resultados óptimos que le permitan superar las pruebas y fases del curso para, finalmente después de 77 días graduarse como lanceros”.
Manifiesta el oficial, ‒sacando pecho‒, que: “La Escuela de Lanceros continúa siendo un referente mundial en el entrenamiento para formar a los comandantes y líderes de pequeñas unidades, quienes cumplirán la misión de velar por la seguridad de los colombianos, bajo su premisa de lealtad, valor y sacrificio”.
Finalmente, con un inmenso orgullo, añade que “por más de 60 años el curso internacional de la Escuela de Lanceros ha recibido a miembros de los ejércitos de América Latina, de Centro América, Norte América y Europa, quienes buscan capacitarse en este importante curso de combate que congrega a los mejores oficiales y suboficiales. Lealtad, valor y sacrificio, es el lema con el que vive la Escuela de Lanceros. Un segundo de decisión, una eternidad de gloria”.