EL GOBIERNO del presidente Gustavo Petro se ha convertido en un referente de incertidumbre y preocupación para diversos sectores del país por cuenta de las decisiones repentinas que ha tomado.
Quizás uno de los más afectados ha sido el sector cultural teniendo en cuenta que en menos de tres años del gobierno actual, el Ministerio de Cultura ha tenido cuatro jefes de cartera.
El 4 de julio de 2022 Patricia Ariza fue designada como ministra de Cultura, cargo que ocupó hasta el 27 de febrero de 2023. La dramaturga y fundadora del Teatro La Candelaria hizo parte del primer remezón ministerial de Petro y se enteró de la decisión presidencial durante una intervención del jefe de Estado.
Es importante señalar que Ariza habría salido del gabinete por diferencias con el otrora viceministro de creatividad, Jorge Zorro, quien buscaba implementar un sistema de orquestas a nivel nacional similar al Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela.
Posteriormente, el 27 de febrero, Zorro fue designado como ministro de Cultura encargado hasta agosto del 2023, pese a la polémica en torno al viaje que hizo sin autorización a Caracas, Venezuela con la primera dama, Verónica Alcocer, situación por la que la Procuraduría General de la Nación le formuló pliego de cargos. Zorro salió definitivamente del gabinete presidencial el 16 de octubre de 2024.
El 2 de agosto de 2023, el presidente Petro anunció el nombre de quien sería el nuevo ministro de Cultura hasta hace un par de días. Juan David Correa se posesionó oficialmente el 10 de agosto, enfocándose en promover las manifestaciones de las regiones más olvidadas y afectadas por hechos de violencia armada.
Durante los 18 meses de su gestión, logró importantes avances como un Plan Quindenial de Cultura, la presentación de la Ley General de Cultura ante el Congreso de la República, el fortalecimiento institucional, un plan de infraestructura cultural con treinta obras que serán entregadas en los próximos meses, el adelanto del Hospital San Juan de Dios, y la investigación del galeón San José.
El 5 de febrero del año en curso, Correa anunció su renuncia, junto a otros ministros, tras la crisis desatada por la llegada de Armando Benedetti y su nombramiento como jefe de despacho presidencial. Correa aseveró que no le quedaba fácil defender un cambio cultural teniendo como jefe a un maltratador de mujeres, razón por la que decidió dar un paso al costado.
Así las cosas, el 6 de febrero, Yannai Kadamani Fonrodana fue designada como ministra de Cultura encargada. Es danzante, maestra en artes escénicas, egresada de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas (ASAB), y tiene una maestría en Formación Dancística de la Universidad Nacional de Costa Rica. Ha sido coordinadora del Grupo de Danza y viceministra de las Artes y la Economía Cultural y Creativa.
Impacto
Carlos Charry, director del Doctorado y la Maestría en Estudios Sociales de la Universidad del Rosario, señaló en diálogo con EL NUEVO SIGLO que uno de los elementos más remarcables de los últimos gobiernos y en especial de este último gobierno ha sido que en la cartera de ministros, no solamente ha habido una alta rotación, sino que no ha habido personas lo suficientemente formadas en la gestión cultural para administrar y darle una orientación a las políticas públicas de la cultura y de la diversidad.
“Esto obedece en buena medida a que muchas de las personas que han ocupado esos cargos últimamente, tienen una concepción de la cultura como una especie de promoción de la diversidad, de las artes, de las expresiones artísticas del país, del folclor y no de la diversidad étnica cultural que tiene el país. Se le ha querido dar un enfoque a la cultura un tanto esencialista, más cercano a una perspectiva patrimonialista que no logra abarcar todos los aspectos de una política de diversidad cultural en uno de los países, que además de ser de los más biodiversos, también es uno de los más diversos en términos culturales”, explicó.
A su turno, Patricia Muñoz Yi, docente investigadora, directora de Posgrados de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana, enfatizó que la alta rotación en las cabezas del sector, cualquiera que este sea, genera como consecuencia una lentitud en los procesos que se sacan adelante.
“Genera que algunos proyectos priorizados en cabeza de ciertos ministros pierdan prioridad en cabeza de otros ministros y esto ocasiona pérdida de tiempo. En el nivel de ejecución se traduce en que las metas no se cumplan en los tiempos que se habían previsto, que haya un menor nivel de eficacia y de eficiencia. El Ministerio de Cultura también se ha visto afectado en el pasado y en el presente por presupuestos limitados, lo que también dificulta la posibilidad de sacar adelante las iniciativas que se habían programado”, agregó.
Por su parte, Guillermo Ospina, director académico del Centro de Estudios Estratégicos de Relaciones Internacionales (CEERI), MA en International Security por la Universidad de Sussex, Reino Unido y magíster en Estudios Políticos e Internacionales de la Universidad del Rosario; advirtió que lo que el presidente Gustavo Petro prometió en campaña para el sector cultural, no ha estado en la práctica.
“Lo más inquietante en este periodo de tiempo fue el interinato del sector cultural. Desde mi lectura, el gobierno Petro ha estado guardando estos ministerios, que si bien no es un ministerio tan importante dentro de la estructura del Estado colombiano y eso hay que admitirlo; también es uno de los más recientes creados, posiblemente es una moneda de cambio con las otras colectividades y con los otros partidos para negociar y buscar, por ejemplo, una coalición en esa alianza. El sector cultural enfrenta una constante incertidumbre de no saber qué es lo que va a pasar, no hay un direccionamiento claro”, afirmó.
Por último, Stefan Orellanos, profesor de Derecho y analista político de la Universidad Central, indicó que, desde el punto de vista ministerial, la crisis de rotación de ministros es grave, especialmente en temas de cultura.
“En el gobierno actual, con toda la cantidad de rotación que ha existido específicamente en la cartera de cultura, se generan serios problemas para la implementación de estas políticas con respecto a los aspectos culturales y los diferentes temas que se han venido trabajando, los diferentes programas y demás, porque entre otras cosas, hay que ver cómo estos diferentes roles ministeriales cambian según el diferente ministro que vaya llegando. Entonces, cada uno tiene sus propias perspectivas y cada uno atiende a sus deseos, muchas veces personales, de cómo quieren ejecutar los planes que existen para esto”, señaló.
A su juicio, eso genera graves problemas en la ejecución de proyectos y en ejecución de obras propias que se estén haciendo por parte de esas carteras ministeriales, porque no existe una continuidad de los planes que han venido desarrollando.
“Las crisis ministeriales demuestran la poca afianzabilidad de los planes mismos de gobierno que se están ejecutando. No existe una continuidad ni seguridad en los planes que se han trazado”, concluyó.