La Iglesia Católica en el Sermón de las Siete Palabras ayer, hizo un llamado al país a buscar las soluciones a los grandes problemas que lo agobian, apoyado en la fe en Jesucristo, la paz y solidaridad que irradia a la humanidad. Los arzobispos de varias capitales se refirieron a flagelos como la violencia, la injusticia social, la corrupción, relacionándolos con las palabras finales que dijo en la cruz el Hijo de Dios.
El cardenal Luis José Rueda, arzobispo de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, dijo en la Primera palabra (“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”) que “el sufrimiento de Jesús en la Cruz, es sufrimiento por realizar su misión, es sufrimiento tejido con hilos de amor al Padre y a la humanidad de todos los tiempos”.
Agregó que la oración de Jesús en la cruz es de intercesión por los ofensores. “Preguntémonos: ¿Tenemos la capacidad de orar por quienes nos hacen el mal, por quienes nos persiguen o nos calumnian?”, dijo el Arzobispo.
Además, indicó que “solo la cultura del perdón logra romper en Colombia con los eslabones de la violencia y de la guerra”.
En tanto que Monseñor Ricardo Tobón, arzobispo de Medellín, dijo en la Segunda palabra (“Hoy estarás conmigo en el paraíso”), que uno de los dos malhechores que también sufrían el suplicio de la cruz, le nace la fe y reconoce en Jesús el Mesías esperado. Lamentó el religioso que “en nuestro tiempo, amplios sectores de la sociedad no tienen esa fe y esa esperanza; les parece que no necesitan el reino que Jesús ofrece; pretenden construir su paraíso solo en la tierra. Un paraíso edificado a partir de la economía y la tecnología”. Agregó que “hay que dejar tantas cosas que no necesitamos, hay que promover una auténtica justicia social, hay que volver a lo esencial de la vida que da paz interior y genera amor a las personas que nos rodean”.
A su turno, monseñor Omar Sánchez Cubillos, arzobispo de Popayán y vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Colombia dijo en la Tercera Palabra (“Mujer, ahí tienes a tu hijo. Hijo, ahí tienes a tu madre”), que “en Colombia hemos acumulado demasiado. Sufrimos. Y sentimos el dolor humano. Víctimas y victimarios estamos atrapados en un pasado y en un presente de inhumanos hechos. Tenemos que enfrentar esa verdad, asumir esa realidad y escandalizarnos por nuestra capacidad de mal”.
Asimismo, monseñor Gabriel Villa Vahos, arzobispo de Tunja, dijo en la Cuarta Palabra (“Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?”) que, “ante los problemas que sufrimos en Colombia, ante las situaciones de nuestras ciudades, ante los casos de inseguridad, de los atentados, ante la zozobra que viven los habitantes de varias regiones del país, algunos parecen decir, Dios nos ha abandonado. Sería mejor admitir que somos nosotros los que en muchas oportunidades nos hemos olvidado de Dios, los que nos hemos alejado de su amor”.
Otros mensajes
Monseñor Luis Rodríguez Velásquez, arzobispo de Cali, dijo en la Quinta Palabra (“Tengo sed”), que el fenómeno del Niño ha hecho que muchas personas tengan sed. “Los acueductos se han ido secando. Las represas disminuyeron su nivel. Regiones como La Guajira, Bolívar, Atlántico, Córdoba y otras en las zonas centrales de Colombia se han visto afectadas por la falta de agua”, expresó.
Agregó que “mirando al Crucificado, le pido que no solo sacie la sed y el hambre que tantos padecen, sino también que sacie en nosotros la sed de amor, la sed de esperanza, la sed de perdón, la sed de felicidad, la sed de paz, la sed de libertad”.
También monseñor Pablo Salas Anteliz, arzobispo de Barranquilla, dijo en la Sexta Palabra (“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”), “miremos a Jesús, en él, recobremos las fuerzas para seguir, para caminar, para dar el primer paso, no nos cansemos de hacer el bien…No nos pongamos en la fila de los que hacen el mal. Con nuestra vida y siguiendo el ejemplo de Jesús, contrastemos con la mentalidad facilista, corrupta y descomprometida de tantos en esta sociedad, que solo viven para sus intereses egoístas”.
Finalmente, monseñor José Gómez Rodríguez, arzobispo de Manizales, expresó en la Séptima Palabra (“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”), que “la realidad en la que vivimos nos muestra una situación en la que se perdió el respeto por las autoridades y las instituciones, y algunos quieren sembrar anarquía, que convienen solo a un proyecto político”.