La reforma laboral presenta aspectos positivos como avanzar hacia las nuevas relaciones en el trabajo que se dan a través de las plataformas digitales; sin embargo, es regresiva en materia de regulación al querer retrotraer normas que desde hace tiempo fueron modificadas. Así lo señaló Fabián Hernández, integrante del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario.

Esta semana se conoció el borrador de la reforma laboral que en marzo próximo el Gobierno nacional llevará al Congreso de la República, generando distintas reacciones en el sector político, gremios, organizaciones económicas y los sindicatos.

EL NUEVO SIGLO quiso conocer también la opinión de la academia que estudia el trabajo en el país, en esta oportunidad el Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario.

Fabián Hernández, quien es también profesor de seguridad social, dijo a este Diario sobre lo que se conoce de la reforma laboral: “Lo que más me gusta es el intento de mirar un poquito más allá de la realidad del operario y ver el futuro de las relaciones laborales a través de plataformas digitales. O sea, salirnos de ese Código de 1950 y empezar a mirar las nuevas formas de trabajo, teletrabajo, trabajo en casa, trabajo con Uber, con Rapid, y cómo hacemos que estas personas, ahí sí participando de la seguridad social, tengan una vida un poco más digna”. 

Lo que menos le gusta del proyecto a este académico “es que sigamos intentando hacer unas reformas que por un lado empezamos a verlas en futuro, y estamos regulando hacia el pasado”. 

Agregó el docente que “veo que el proyecto es un intento de regresar a normas anteriores, por un lado, que ya habían sido modificadas en 1990 y en el año 2003, y por el otro pues un poco de aplicar jurisprudencia de la Corte Suprema y Constitucional a las normas que están vigentes, que hacen que sea un poco más severo el cumplimiento de las normas laborales”.

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En cuanto a normas anteriores que la reforma pretende recoger, el integrante del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario explicó que están “los recargos nocturnos, los recargos de los dominicales, las indemnizaciones por despidos injustificados”.

Añadió que en cuanto a la parte de jurisprudencia el proyecto busca incluir en la ley "el cumplimiento de los contratos a término indefinido, a término fijo y por obra o labor, que sean más adecuados a la realidad”. 

Formalización de empleo

Uno de los principales objetivos de la reforma laboral es avanzar en la formalización del trabajo, reducir los contratos a término fijo así como los contratos por prestación de servicios.

Sin embargo, Hernández consideró que “realmente en lo que se alcanza a leer el efecto de formalización sería nulo porque difícilmente modificar una norma para que se pague un poco más un domingo o en una hora extra, lleva a que los empleadores tomen decisiones de formalización. Por el contrario, podría llevar a conclusiones de que les sale exageradamente caro y llevar a desapariciones de trabajo o a informalidad más grande”. 

Frente a las alertas que han hecho los empresarios sobre que la reforma incrementaría sus costos y, por ello, afectaría la generación de empleo, la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, señaló a la Revista Semana que “no es verdad. En 2002, la Ley 789 prometió la creación de cerca de 600 mil empleos como compensación a la pérdida de derechos por trabajos en jornadas nocturnas, o lo que conocemos como recargo nocturno”.

Agregó la ministra que “se probó que la reducción de derechos no generó empleos y, por el contrario, deterioró la calidad de vida, los ingresos y la salud de las y los trabajadores”.

Destacó Ramírez que “lo que ahora estamos haciendo con la reforma laboral es un hecho de justicia social, recuperar las condiciones laborales. Es apenas lógico que a un trabajador o trabajadora que labore más y que por las noches o en los horarios extras le paguen lo justo”.