La tributaria fue el proyecto más polémico en el primer tramo del Congreso el año pasado, fustigado por la oposición, pero la reforma política, especialmente de diciembre para acá, parece haberle superado. Con un agravante para los intereses del Gobierno, porque los enfrentamientos por la misma se dan entre su propia coalición, particularmente por la lista cerrada.  

Por ahora la única solución que se ve a la mano para salvar el proyecto en su segunda vuelta este año, y por la buena salud de la coalición, es que el Gobierno convoque un diálogo con sus bancadas antes de que el Congreso vuelva a sesiones ordinarias en marzo próximo, y logre consensos acerca de los elementos que levantan más ampolla, como la puerta giratoria que se plantea al suprimirse la incompatibilidad de un año de los congresistas para ocupar cargos públicos. De ser así, podrían renunciar y al día siguiente ser nombrados ministros.     

También hay muchas voces en contra, no solo en la oposición, por la disposición que retira a la Procuraduría las facultades de sancionar y destituir funcionarios de elección popular, dejando esto en manos de los jueces de la República, como lo solicitó la Corte Interamericana de Derechos Humanos. 

Además se han manifestado reservas frente al artículo que establece la financiación 100 % estatal de las campañas electorales, pues algunos consideran que el giro de los recursos por un Estado como el nuestro, que no siempre es eficiente, podría ser engorroso y demorar la llegada de los dineros. 

Sin embargo, la mayor discusión es por la lista cerrada y paritaria, es decir, integrada por igual número de mujeres y hombres. 

La reforma política pasó en primera vuelta por las mayorías que tiene el Gobierno en el Congreso, por lo que poco pudieron hacer la oposición encarnada en el Centro Democrático y los independientes liderados por Cambio Radical. 

En la coalición de gobierno ha habido reparos por parte de integrantes de la Alianza Verde a la lista cerrada. Sin embargo, la mayoría de ellos votó a favor en la primera vuelta. 

No obstante un supuesto mico incluido en la conciliación del proyecto de reforma constitucional fue el "florero de Llorente" para que en bloque los verdes se le "rebelaran" al Gobierno en esta materia, anunciando de antemano que en segunda vuelta votarán en contra de la lista cerrada y de otros artículos polémicos en el proyecto. 

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El parágrafo transitorio que puso a los verdes en contra de la lista cerrada establece que los actuales congresistas integrarían la respectiva plancha en los comicios de 2026 en el mismo orden en que fueron elegidos para el actual Congreso. 

Al respecto señala lo aprobado en la reforma política que “por una única vez, se podrá tener en cuenta el orden de elección, sin condicionamiento de género, del último periodo constitucional para la respectiva corporación”. 

Esto fue ampliamente criticado en la propia coalición de gobierno porque los congresistas habrían legislado en este punto para su beneficio. 

“Se están organizando para quedar los mismos que llegaron al Congreso en 2022 y no permitir la renovación", consideró en su momento la representante Jénnifer Pedraza. 

En la lista cerrada se vota por el partido y no por el candidato, como hoy ocurre con la lista abierta o de voto preferente. 

Entonces el principal temor que han expresado varios congresistas es que el orden en los renglones de la lista quede en las manos de los directores de los partidos y que por ello en los primeros lugares ubiquen a sus amigos de acuerdo con sus intereses políticos. 

Para contrarrestar esto, la reforma política establece que los partidos escogerán los candidatos en consultas internas o interpartidista, una especie de primarias. 

Ello no convence a varios parlamentarios, como el senador Jonathan Ferney Pulido, quien dijo que con la lista cerrada buscan taponar la llegada al Congreso de nuevos liderazgos que, como en su caso, consiguió curul en las pasadas elecciones con cerca de 190 mil votos en la lista abierta. Consideró que a él como un "youtuber" joven nunca lo habrían ubicado en los primeros renglones de una lista cerrada. 

A finales de diciembre pasado el ministro del Interior, Alfonso Prada, anunció que “tenemos que convocar en enero y febrero unas mesas de trabajo en las que vamos a revisar con los partidos cómo se van a organizar las listas cerradas". 

Sin embargo, el futuro de la lista cerrada en la reforma política es incierto, según un sondeo que hizo este diario, encontrando que la mayoría de bancadas no están de acuerdo con este sistema.

Fuego amigo

Una discusión se vivió en días pasados en la coalición de gobierno entre el Pacto Histórico y la bancada de la Alianza Verde, a raíz de que Roy Barreras conminó a esta última a ayudar a aprobar la lista cerrada en la reforma política, a pesar de que el presidente del Senado es consciente de los serios reparos de esta colectividad a cómo se dio luz verde al mecanismo en la primera vuelta del proyecto.

No es la primera vez que estas dos fuerzas, claves en la coalición que defiende las propuestas del gobierno de Gustavo Petro, se enfrentan por la lista cerrada, pues sucedió a finales del año anterior cuando la reforma política se tramitaba en los últimos debates correspondientes a la primera vuelta. 

El presidente del Senado indicó en Twitter que “la coalición Alianza Verde tiene una responsabilidad con el cambio que se hace indispensable al aspirar a presidir el próximo Congreso. El origen de la corrupción desde la base es la lista abierta a dineros de narcotráfico y la compra y venta de votos de microempresas electorales”. 

Incluso Barreras consideró que “todos los demás puntos de la reforma podrían suprimirse (transfuguismo, voto obligatorio, inhabilidades, etcétera), pero la lista cerrada es el corazón de la reforma anticlientelista. No puede ser que le apostemos a que todo siga igual”. 

Agregó el parlamentario que “oponerse a la lista cerrada es oponerse al Acuerdo de Paz incorporado a la Constitución y además oponerse a la agenda del Gobierno siendo partido de gobierno. Es oponerse al cambio del sistema clientelista, privilegiando los protagonismos individuales”. 

Las palabras de Barreras fueron rechazadas en bloque por varios parlamentarios de la Alianza Verde, colectividad a la que le corresponde ocupar la presidencia del Senado en la próxima legislatura a partir del 20 de julio. 

La senadora Angélica Lozano le respondió a Barreras que “la mayoría absoluta del Partido Verde está en contra de la lista cerrada. No tenemos precio ni cedemos ante chantajes. Votar la reforma constitucional en curso bajo conflicto de interés para garantizar determinado renglón, ministerio o cargo, es corrupción”. 

<FOTO>La lista cerrada es el mayor punto de discusión en el Congreso del proyecto de reforma política.

<DESTACA>Mayoría del Partido Verde está en contra de lista cerrada: Lozano

<RECUA> Defienden el proyecto

El representante Heráclito Landínez, coordinador ponente de este proyecto, le dijo a EL NUEVO SIGLO que “en este momento hay una discusión fuerte en tanto que la reforma política toca directamente la forma de elegir los miembros de las corporaciones públicas, y en tanto que toca directamente a los políticos, especialmente a los que fueron elegidos en listas abiertas, ya que cada uno está defendiendo su proyecto”.