En últimos 3 años han asesinado 947 personas en 272 masacres | El Nuevo Siglo
SANDRA BORDA, politóloga. /Foto Universidad Jorge Tadeo Lozano
Domingo, 9 de Febrero de 2025
Redacción Política

EL FLAGELO de las masacres se mantiene en el Gobierno actual en su número y la cifra de víctimas. En los últimos 37 meses perdieron la vida 947 personas en 272 homicidios colectivos. Los responsables de esta violencia son principalmente los grupos armados y la mayoría de los muertos no eran líderes sociales, según explicaron expertos consultados por este Diario.

El Observatorio de Derechos Humanos y Conflictividades de Indepaz (Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz) registra que, en lo corrido del 2025, se han registrado 24 muertos como resultado de 9 masacres, dos de las cuales en la oleada de violencia desatada por el Eln en el Catatumbo.

El presidente de Indepaz y negociador en la mesa con un sector de las disidencias de las Farc, Camilo González Posso, afirmó que “lo que está ocurriendo en el Catatumbo es una matanza continua que podría equipararse a un fenómeno de masacre. Eso de buscar a los cinco firmantes de los Acuerdos de Paz para asesinarlos podría calificarse también como masacre a pesar que no tengan una coincidencia geográfica, pero sí una afinidad”.

En cuanto a los responsables de las 85 masacres con más de 300 víctimas entre el 2024 y 2025, González aseguró: “Vemos que los enfrentamientos entre grupos armados ilegales están muy asociados con algunas de estas masacres. Hay otras que están vinculadas, por ejemplo, el año pasado, a retaliaciones, a venganzas y ajustes de cuentas, no directamente asociados a grupos armados irregulares”.

“El impacto de estos graves hechos es destructor para la sociedad y para las comunidades”, indicó.

Explicó que “en la estadística del año pasado la mayor parte de las víctimas no eran líderes, eran ciudadanos del común, algunos campesinos en su inmensa mayoría, y por esta razón digo que hay una dinámica de degradación de formas de violencia que son de violencia común, diferente a lo que fueron los fenómenos de las masacres en las ofensivas paramilitares”.

Insistió que “en 1999 la masacre de La Gabarra y otras obedecían a la expansión de un fenómeno paramilitar, y hoy aquí es mucho más atomizado con circunstancias locales muchas de ellas. Pero de todas formas son mutaciones de formas de violencia que son perturbadoras para la sociedad”.

Afirmó que “lo que está pasando en el Catatumbo es muy grave porque es la definición de la máxima instancia del Eln de desarrollar una operación de muerte para controlar un territorio y recuperar un control de frontera.

Niño: falta firmeza

El analista en seguridad y defensa, exviceministro de Defensa, Gustavo Niño Furrieles, afirmó que los responsables de las masacres en Colombia son los grupos armados y la delincuencia.

Aseguró que los grupos armados organizados, el Eln, disidencias de las Farc y el Clan del Golfo, “están rociando y asesinando sin discriminación de género ni de edad”. El analista se preguntó: “¿Un niño de nueve meses para qué lo asesinan?, ¿a los hijos del pastor para que los asesinan, qué problemas tenían?”.

Enfatizó que “la violencia está tan descarada porque el Gobierno ha sido tan flexible, porque lo que quieren es atemorizar y dejar muchísimo miedo en la ciudadanía para que no se mueva, y eso sin duda va por rentas criminales en términos de grupos armados organizados que quieren controlar un territorio de batalla y otros por mensajes de extorsión, que son los móviles más fuertes que estamos viendo en la inseguridad del país”.

Dijo que “es una situación que muestra la debilidad del Estado y el recrudecimiento de la violencia por los grupos armados organizados y las bandas criminales, que no les importan ni los niños ni las mujeres en el conflicto y van por toda la familia para dejar mensajes claros que aquí vienen a arrasar y vienen a dominar”.

Señaló que “la justicia puede demorarse en los procesos de identificación, pero no hay consecuencias. ¿Dónde está la identificación de los que asesinaron al pastor y a sus hijos… qué está pasando con todas las masacres que sucedieron, cómo está ese seguimiento y cuál es la respuesta del Estado?”.

También se preguntó: “¿Cuál es la respuesta del Ejército?, ¿cuál es la respuesta de las Fuerzas Militares? No hay. Hay una moral baja, no hay objetivos de alto valor claros para desarticular a esas redes… ¿Qué ha pasado con ‘Mordisco’?, ¿por qué la pelea es entre las disidencias de las Farc con el Eln en el Catatumbo?, por ejemplo…, ¿qué ha pasado con ‘Calarcá’, ellos se dividieron?”.

Insistió en que “el que tiene más influencia en este momento es ‘Calarcá’, pero no sucede nada, no hay capturas, no hemos vuelto ver caer a un capo, no hemos vuelto ver neutralizar o capturar a un jefe guerrillero, no pasa nada porque hay una parsimonia…, este Gobierno está dejando crecer a la criminalidad”.

Indicó que “es necesario denunciar el control territorial que tienen estos grupos armados organizados con un offshoring que hacen con bandas más pequeñas y crean otras, hay articulación y vemos en grandes ciudades unas asociaciones criminales venezolanas aliadas con los carteles y con los grupos armados organizados como el Eln, disidencias y el Clan del Golfo”.

Dijo que “estos fenómenos y alianzas están aumentando los homicidios en ciudades grandes como Cúcuta, Barranquilla y Bogotá, que salieron con unos homicidios, digamos históricos”.

Señaló que “aumentó el sicariato tomándose el 50% de las causas de homicidios. Es decir, pura guerra de control territorial. En Barranquilla principalmente el Clan del Golfo que es el que tiene dominada la ciudad y toda su área metropolitana. Además, hay una lucha por control territorial del microtráfico y de otras rentas donde se mezcla la extorsión y otros ingresos para estas guerrillas y grupos armados organizados”.

Fracasó política de seguridad

Mientras tanto, Sandra Borda Guzmán, doctora en Ciencia Política, dijo sobre las masacres que “hay varias cosas, entre ellas la que se había probado con los procesos de paz y que siempre había que acompañarlos con una política de seguridad contundente, y esa política de seguridad requiere no solamente como una formulación estratégica de la política, sino que adicionalmente requiere de inversión en las Fuerzas Armadas y requiere de recursos”.

Aseguró que “por la razón que sea, creo que este Gobierno ha fracasado en implementar una política de seguridad que realmente arrincone a los grupos armados, y si a eso usted le suma la falta de presencia del Estado en las mismas zonas de siempre, entre ellas el Catatumbo, y se impone en la ecuación el envalentonamiento de estos grupos por cuenta de las concesiones que se hacen en medio de la negociación”.

Añadió que “a esta situación se le suma que no hay presiones en materia de seguridad. Digamos que esos grupos están dedicados a consolidar su poder de intimidación en esas regiones, y consecuentemente su poder militar a punta de asesinatos, en eso es en lo que están”.

“Siempre se dice que hay una falta de presencia enorme del Estado en esos lugares y es un hecho, y la gente no está reportando combates, se están reportando masacres y eso básicamente lo que quiere decir es que esos grupos están actuando con toda la libertad en esas regiones del país”, señaló.

Insistió en que “la falta de presencia del Estado está permitiendo a esas organizaciones entrar en disputa por esos lugares en los que tradicionalmente estaban grupos como las Farc que se desmovilizaron. Esa disputa está produciendo una cantidad de muertos de la sociedad civil que prácticamente no cuentan con la presencia del Estado para que los proteja”.