Por Armando Durán Durán (*)

EL reciente informe del Banco Mundial “Ondas de choque: contener los impactos del cambio climático en la pobreza- 2015”, presenta que la tendencia del clima mundial amenaza los esfuerzos por erradicar la pobreza mundial. Esto si se tiene en cuenta que la cantidad de personas que viven en pobreza extrema tuvo una reducción del 50% en los últimos veinticinco años, al pasar de 1.900 millones en 1990 a 886 millones en 2015. El estudio estima que 100 millones de personas más podrían padecer la pobreza extrema en quince años, sino se implementan unas políticas de desarrollo compatibles con el cambio climático.

Los conocimientos científicos más recientes sobre el clima coinciden que sin una acción concertada mundial las temperaturas podrían aumentar cuatro grados centígrados con respecto a los niveles de la era preindustrial para fines del presente siglo. Entre tanto la meta de la comunidad internacional consiste en buscar que el calentamiento global no sea superior a dos grados centígrados.

Dentro de este contexto, el estudio del Banco Mundial, señala que las regiones que se verán más afectadas por este aumento de temperatura son: África Subsahariana y Asia Meridional, áreas donde persiste condiciones de pobreza exacerbada; allí habita el 80% de la población en pobreza extrema del mundo.

De igual manera, habrá un mayor perjuicio en aquellas zonas de los países en donde la marginalidad y vulnerabilidad es más alta; por ejemplo las zonas informales de los asentamientos humanos principales y las áreas rurales desprovistas de condiciones adecuadas para llevar una vida digna.

Esto porque las personas en situación de pobreza severa son las más expuestas a los impactos del cambio del clima, a saber: desastres naturales que reducen los medios de subsistencia; enfermedades transmitidas por el agua que se vuelven más prevalentes durante las olas de calor; inundaciones o sequias; pérdida de las cosechas por disminución de las precipitaciones; y el aumento de los precios de los alimentos como consecuencia de los cambios climáticos extremos.

Esta investigación del Banco Mundial hace un llamado a los gobernantes y diseñadores de política pública sobre la necesidad de establecer propuestas de desarrollo para los países adecuadas al cambio climático. En particular, el estudio hace evidente la interdependencia entre las acciones que buscan eliminar la pobreza extrema y las actuaciones que buscan mitigar y adaptar la vida al cambio climático.

Como estrategia fundamental la investigación propone que los gobiernos han de proteger a las personas más vulnerables frente a este fenómeno climático utilizando nuevas políticas de redistribución o fortaleciendo los sistemas de protección social existentes. La financiación de estos programas puede ser factible por medio de impuestos sobre el carbono, reformas a los subsidios para la energía y la ayuda internacional.

Sin duda que este informe activa las alarmas sobre fenómenos globales que para sean enfrentados de modo eficaz necesitan del aporte de los diferentes sectores de la sociedad mundial. No obstante, los resultados pueden verse aminorados si el énfasis se pone en el diseño e implementación de políticas de desarrollo solo adecuadas y compatibles con el clima. Quizá, sea más pertinente, ampliar este marco de sentido, por ejemplo, desde perspectivas que alienten la generación de políticas de desarrollo ancladas a las realidades específicas de los territorios, en particular, de sus culturas y cosmovisiones. Un desarrollo enmarcado en las formas en que los pobladores locales comprenden su relación con la naturaleza, la economía y la política.

En últimas, quizá, sea más conveniente a la hora de enfrentar la pobreza y el cambio climático liderar actuaciones de política sinérgicas, donde la política deviene de concepciones de desarrollo plurales y centradas en el fomento de la vida, esto es, donde la política es expresión real del desarrollo de la vida.

(*) Profesor del programa de Gestión y Desarrollo Urbanos - Ekística de las Facultades de Ciencia Política y Gobierno y de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario.