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Con ocasión del Día Mundial de las Ballenas, una fecha clave para reflexionar sobre la alarmante situación que enfrentan estos gigantes marinos, diferentes organizaciones están haciendo un nuevo y urgente llamado a protegerlos.
La pesca excesiva está acabando no solo con sus fuentes de alimento, como el kril y los peces pequeños, sino también con sus propias vidas, debido a la captura incidental en redes de arrastre. Proteger a las ballenas es esencial para mantener el equilibrio de los océanos y evitar su desaparición.
Métodos destructivos como la pesca de arrastre no sólo agotan estos recursos, sino que también causan la muerte de miles de cetáceos al quedar atrapados en redes. Se estima que más de 300.000 ballenas, delfines y marsopas mueren cada año debido a la captura incidental en la industria pesquera.
Además, el aumento del tráfico marítimo, el ruido submarino y la contaminación plástica agravan aún más su situación. Es urgente tomar medidas para frenar estas amenazas y garantizar la supervivencia de las ballenas y la biodiversidad marina.
El Día Mundial de las Ballenas recuerda que se debe dejar de ver a los animales como meros recursos y reconocerlos como seres sintientes con derechos.
“Las ballenas, como todos los animales, son seres sintientes y es fundamental que las leyes las protejan. Desde Fundación Veg trabajamos en el proyecto de ley ‘No Son Muebles’ para que todos los animales sean reconocidos legalmente como lo que son: seres con capacidad de sentir y no simples objetos”, señaló Magdalena López, directora de Campañas de Fundación Veg.
Señala que es fundamental reconocer que su protección no solo salvaguarda la biodiversidad marina, sino que también refleja el respeto por los ecosistemas y los seres que los habitan. La pesca intensiva, la contaminación y la explotación de los océanos. Proteger a las ballenas es proteger la vida en el océano y garantizar un futuro sostenible para todas las especies, incluida la nuestra.
Para que las ballenas, los mamíferos marinos más grandes que existen, estén a salvo, necesitamos océanos saludables. Actualmente, estas especies corren diversos riesgos producto del impacto del cambio climático y del accionar humano. Los océanos están expuestos por la pesca intensiva, la búsqueda de hidrocarburos y la contaminación con materiales tóxicos, entre ellos, vertidos de petróleo, productos químicos, residuos plásticos e industriales, lo cual representa una amenaza para las ballenas y otras especies marinas”, sostuvo Matías Arrigazzi, especialista en biodiversidad de Greenpeace Andino.
Greenpeace sostiene que la salud de las ballenas es un reflejo de ecosistemas saludables, por lo que es fundamental asegurar su protección y bienestar.
“La pesca intensiva no sólo provoca una merma en la población de peces y crustáceos, sino que además reduce considerablemente la cantidad de alimento al que las ballenas pueden acceder.
Por otro lado, los choques con embarcaciones o enmallamientos que pueden provocar su muerte son otros riesgos que los cetáceos sufren”, agregó Arrigazzi. “A esto se le suma la contaminación acústica producto de actividades como la exploración sísmica, lo que impacta directamente en el comportamiento y la salud de las ballenas para comunicarse, alimentarse y habitar los océanos”.
Datos relevantes de las ballenas:
Las ballenas son ingenieras de los ecosistemas que habitan y los mantienen en equilibrio.
Son especies que tienen un importante rol en la estructura y la dinámica del ecosistema. Al ser animales de gran tamaño y depredar sus presas afectan el ciclo de nutrientes. Además, almacenan grandes cantidades de carbono directamente en sus cuerpos, y sus fecas pueden estimular el crecimiento de fitoplancton, que se transforma en alimento de miles de especies en el océano.
Las ballenas, además, actúan como indicadores de su entorno y pueden entregar alertas tempranas sobre posibles cambios en los ecosistemas.
La gran mayoría de las ballenas son migratorias, moviéndose desde sectores de alimentación a sectores de crianza.