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A hoy no cabría ninguna duda de que la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez renunciará para aspirar a la Presidencia.
No era necesario ‘echar las cartas’ el 7 de agosto de 2018 para pronosticarlo. Es más, eso era previsible desde que se estableció, con base en la Gran Consulta por Colombia (11 de marzo de ese año), que Ramírez sería la fórmula vicepresidencial de Iván Duque. Cualquiera podría anticipar que ella seguiría buscando la Presidencia.
En cambio, lo que tal vez no era tan fácil de predecir (o tal vez sí, en Colombia estamos), era que su posible renuncia pudiera darse en medio de una polémica por la sucesión en la Vicepresidencia.
Fechas
Pero bueno, antes que nada la renuncia tendrá que hacerse efectiva. Ya el presidente del Directorio Nacional Conservador (DNC), Ómar Yepes, empezó a urgirles a los posibles precandidatos de su colectividad, incluida la ‘vice’ Ramírez, que se lancen.
“Los aspirantes conservadores a la Presidencia de la República deben hacer notoria su aspiración y empezar a opinar sobre los problemas del país. El partido empieza a reclamar su presencia pública. Nada de timideces, hay que decidirse”, trinó el lunes pasado.
Y el jueves, en un diálogo informal con periodistas, anotó que “voy a llamar al doctor Pinzón, al doctor Juan Carlos Echeverry, al doctor Mauricio Cárdenas, voy a preguntarle a la doctora Marta Lucía Ramírez a ver ella finalmente qué es lo que está pensando o qué piensa hacer”, agregando que “voy a llamar al doctor Barguil y al doctor Efraín Cepeda, que han sonado dentro del partido, también al doctor Luis Alberto Moreno, a ver que están pensando”.
La ley señala que si la vicepresidente Ramírez quiere postularse a la Presidencia tiene que renunciar al cargo un año antes de la elección. En efecto, la primera vuelta se votará el 29 de mayo de 2022. Sin embargo, se prevé que el aspirante de la centroderecha salga de una consulta popular, bajo la misma estrategia adoptada en 2018. En este caso, la renuncia a la Vicepresidencia tendría que ser el 13 de marzo de 2021. Es decir, un año antes de los comicios parlamentarios, fecha en la que también se harían las consultas presidenciales. O sea, la ‘vice’ cuenta a partir de hoy con 34 días para anunciar su renuncia.
Por supuesto que, como cualquier persona seria, la vicepresidente Ramírez ha sido cautelosa.
En enero le dijo al diario El Tiempo que “el único futuro en el que pienso es el presente y cómo salir fortalecidos como sociedad de esta pandemia. Estoy dedicada a trabajar por Colombia desde mi rol como vicepresidente, acompañando al presidente Iván Duque en este gran compromiso de sacar adelante el programa de Gobierno para el cual fuimos elegidos”.
“Cada día trae su afán y esta no es una idea a la que le haya dedicado tiempo de mis responsabilidades como vicepresidente”, agregó.
Y apenas la semana pasada sostuvo que “desde hace años Colombia ha debido tener una mujer presidente. En este momento, mi prioridad es hacer bien lo que estoy haciendo y acompañar al presidente en este desafío enorme de la reactivación económica, generar más empleos, reducir la informalidad y lograr una Colombia en paz, justa, incluyente y emprendedora”.
Quien sí ha dado puntadas sobre este asunto es el propio presidente Duque. En reciente entrevista con Noticias Caracol, el jefe de Estado expuso que “yo creo que Colombia está preparada para tener una mujer presidente. La doctora Marta Lucía Ramírez es una mujer que tiene las condiciones para aspirar. Sin lugar a dudas tiene las condiciones, el talante, el talento y la integridad para hacerlo. La decisión es de ella. Yo estoy contento de que ella me acompañe como vicepresidente en la gestión de nuestro Gobierno, pero esa decisión de si va a aspirar o no a la Presidencia es de ella”.
Candidaturas
A la previsible intención de Ramírez de postularse a la Presidencia, se suma el interés de los partidos por ir configurando su abanico de aspirantes. Ya se reseñó la urgencia manifestada por el exsenador Yepes, pero también en el uribismo hay un interés por ir tejiendo las candidaturas.
Para algunos analistas, el fallecimiento del ministro Carlos Holmes Trujillo le puso acelerador al tema.
Con todo, hay un factor a considerar. Ya EL NUEVO SIGLO sostuvo en octubre –cuando el 12 de ese mes el expresidente Álvaro Uribe hizo su proclama política, advirtiendo “ojo con el 2022”– que era la largada para la campaña presidencial. Sin embargo, la renuncia de la vicepresidente Ramírez sería sin duda su concreción con nombres propios, porque las fechas que se le imponen a ella aplican para cualquier funcionario público que quiera presentarse.
Ahora bien, la proclama de Uribe claramente señaló un derrotero más radical de cara a los comicios del próximo año. No sobra recordar que, a la defensa de la gestión de Duque, Uribe contrapuso las amenazas que, desde su punto de vista, afronta Colombia y que se deben conjurar en las elecciones presidenciales de 2022.
Así, por ejemplo, manifestó que “la derrota de la impunidad y del narcoterrorismo, que son parteras de violencias que nos afectan, también constituye premisa para una mayor eficacia del principio de Seguridad con Legalidad, que guía al presidente Duque”.
“No podemos permitir que el narcoterrorismo y el proyecto socialista anulen las capacidades colombianas”, expresó.
Propuso avanzar “en iniciativas de progreso social y económico que sean la alternativa al riesgo socialista, que pretende replicar el fracaso de Venezuela y Nicaragua, y que tiende mantos de incertidumbre sobre otros países de la región”.
“A las confiscaciones del socialismo, a sus impuestos y restricciones asfixiantes, que inhiben la creatividad, opongámonos con más seguridad, más empresas que ofrezcan más oportunidades, más cohesión social, más educación, más emprendimiento y más remuneración”, expuso. “Al odio de clases del socialismo opongamos nuestra convicción de economía fraterna”, puntualizó.
Bajo este perfil, el mismo expresidente Uribe indicó en las semanas siguientes que la coalición política en esta oportunidad tendrá que ser de un mayor espectro a la lograda en 2018. Si bien se sabe que el jefe del Centro Democrático ha venido hablando con sectores del Partido Liberal y de La U, también es cierto que se han venido moviendo las fichas al interior de este partido para volver a tener una aspiración fuerte en una eventual consulta popular.
En ese sentido es que el exministro Óscar Iván Zuluaga ha venido adquiriendo viabilidad al interior del Centro Democrático. El uribismo da por descontado que Zuluaga sufrió un raponazo y fue el verdadero vencedor del balotaje en 2014, después de haber ganado la segunda vuelta al entonces presidente Juan Manuel Santos. En esa dirección, Zuluaga ya obtuvo casi 7 millones de votos (6.905.001) y también goza de simpatías por fuera de su propio partido. Muy cercano a Trujillo, ha sabido guardar un prudente silencio luego de su sorpresivo deceso, pero fuentes de este Diario en el Centro Democrático confirman que será la carta a jugar en un futuro cercano. Para otros, en cambio, la figura emergente sería Federico Gutiérrez. En su momento Gutiérrez no le aceptó el Ministerio de Defensa al presidente Duque, manteniéndose a la expectativa política. Zuluaga, por su parte, alcanzó a ser mencionado como director del referendo que propuso el expresidente Uribe hace unos meses, pero que paulatinamente se ha venido dejando de lado para no incidir en la gestión del presidente Duque frente a la crisis originada por la pandemia del coronavirus.
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De otra parte, hay sectores del Centro Democrático que han dicho que no se cansarán de insistirle a Tomás Uribe que asuma la posta de su padre. Aunque él ha manifestado que no estará en las presidenciales ni como cabeza de lista del Senado, la presión interna es bastante para que tome uno de los dos caminos. En la baraja uribista también están las senadoras Paloma Valencia, María del Rosario Guerra y Paola Holguín, así como el exviceministro Rafael Nieto.
¿Cabría la vicepresidente Ramírez en ese contexto? A su favor tiene haber sido ministra de Defensa durante el primer gobierno de Uribe, desde donde diseñó la política de seguridad democrática. Del mismo modo ha sido fiel escudera del presidente Duque, liderando varias iniciativas. De hecho, algunos conservadores cercanos al expresidente Uribe consideran que el tiquete presidencial debería ser Ramírez – Gutiérrez.
Militancia
Y entonces se llega a otra pregunta: ¿cuál es la filiación política de la vicepresidente Ramírez?
Yepes no tiene dudas: ella está con Duque en representación del Partido Conservador. “Ella es conservadora y está allí a nombre del Partido Conservador”, entonces su remplazo “debería ser un conservador. Yo no sé, desde el punto de vista legal, qué puede pasar, porque parece que al momento de la inscripción, tanto del doctor Iván Duque como de la vicepresidente, se inscribieron por el Centro Democrático”, según se los expresó a varios medios radiales.
Efectivamente, así se tiene por cierto en el uribismo. La senadora Ruby Chagüi, del Centro Democrático, explicó que en 2018 la fórmula Duque – Ramírez aspiró por ese partido, de manera que si la “vicepresidente llegara a renunciar, la ley es clara: se deben postular candidatos del mismo partido o movimiento al que pertenecía el vicepresidente reemplazado”.
Chagüi fue más allá al recordar que en “la consulta para elegir candidato a la Presidencia y Vicepresidencia de la República”, Duque representó al Centro Democrático, Ramírez al movimiento Firmes con Marta Lucía y el hoy embajador ante la Organización de los Estados Americanos (OEA), Alejandro Ordoñez, lideraba el movimiento La Patria de Pie.
Duque ganó la nominación con 4.044.509 votos, siendo segunda Ramírez (1.538.882) y tercero Ordóñez (385.110).
No obstante, Yepes recordó que todo eso fue producto de un acuerdo político entre los expresidentes Uribe y Andrés Pastrana.
“La doctora Marta Lucía está ahí producto de un acuerdo político. Cuando los presidentes Uribe y Pastrana se pusieron de acuerdo llegaron a esa fórmula de ir a una consulta y el que ganara sería el candidato de la coalición y el que perdiera, pero tuviera la siguiente votación, ocuparía la Vicepresidencia”, rememoró.
Chagüi dejó entrever sin embargo que si fue elegida con aval del Centro Democrático, para ser candidata conservadora tal vez no solo debería renunciar a la Vicepresidencia, sino también al partido uribista.
Claro está que, como decía Álvaro Gómez, en Colombia hay más conservatismo que Partido Conservador, pero la hoja de vida de la vicepresidente Ramírez puede ser interpretada de diversas maneras.
Su paso del sector privado al público lo dio bajo el gobierno conservador de Pastrana, de quien fue ministra de Comercio durante casi todo el periodo (del 7 de agosto de 1998 al 15 de junio de 2002).
Pero luego, el 7 de agosto de 2002, asumió como ministra de Defensa de Uribe, con quien estuvo por más de un año (hasta noviembre de 2003). Como ya se mencionó, la defensa de la seguridad democrática es una de sus banderas, tanto que después fue clave para conseguir una de las 20 curules en el Senado que logró el Partido Social de Unidad Nacional (La U), siendo la cuarta mayor votación de la lista con 68.405 apoyos, superada por Dilian Francisca Toro (98.505), Gina Parody (87.297) y José David Name (82.619). Cabe traer a memoria que esa organización política se llamó La U porque estaba destinada a ser el partido de Uribe (y lo fue por algún tiempo).
Ramírez renunció a La U y a su curul en febrero de 2009 por discrepancias con la dirección de la colectividad.
Posteriormente hizo parte de los llamados “quíntuples” con Enrique Peñalosa, Antanas Mockus, Luis Eduardo Garzón y Sergio Fajardo, tras lo cual fue llamada por el senador Efraín Cepeda, entonces presidente del DNC, a integrarse a la consulta del Partido Conservador que ganó en marzo de 2010 la excanciller Noemí Sanín y en la que participaron también los exministros Andrés Felipe Arias y Álvaro Leyva, así como el académico José Galat.
En 2014 fue candidata presidencial del conservatismo, pero sin dejar su militancia para 2018 prefirió recoger firmas y así llegó a la Vicepresidencia.
Mujeres
Otro punto: ¿debe ser remplazada Ramírez por otra mujer? Dado que el gabinete de Duque dejó hace meses de ser paritario, algunos observadores dan por sentado que la renuncia a su cargo no puede ser suplido por un hombre.
Mientras los uribistas ya tienen quién (la exministra Alicia Arango lidera esa baraja), los conservadores todavía no, aunque hay conservadoras con méritos para ocupar el cargo.
El caso parecería ser que el presidente Duque mantendrá su idea de compartir su tiquete presidencial con una mujer.
Si bien dentro del Centro Democrático se estima que Arango es una figura óptima para ocupar la Vicepresidencia, luego de haber sido ministra de Trabajo y del Interior, así como de haber sido figura clave en las campañas presidenciales de Uribe y como jefe de debate de Duque, también ha ido tomando fuerza al interior del Gobierno el nombre de Ángela María Orozco. Esta última llegó al Ministerio de Transporte por designación directa del presidente Duque, según ha quedado claro en algunas consultas hechas por este Medio.
El hecho, en todo caso, es que con la pronta decisión que deberá tomar la vicepresidente Ramírez, la campaña presidencial para 2022 entra en tierra derecha.