Ecuador, en su laberinto electoral | El Nuevo Siglo
Entre Arauz y Lasso se definirá la presidencia de Ecuador
Foto Montaje El Nuevo Siglo
Domingo, 21 de Febrero de 2021
Giovanni Reyes

Aunque al escribir esta nota se anticipó que el Consejo Nacional de Ecuador había culminado el escrutinio electoral y que el segundo más votado fue el candidato conservador Guillermo Lasso, por lo cual se enfrentará en la segunda vuelta presidencial al correísta Andrés Arauz, la tensión política no cede.

La presidenta del CNE, Diana Atamaint debía oficializar ayer la noticia, según la cual Lasso ganó dicho derecho al balotaje con una mínima diferencia de 0.36% frente al líder indigenista Yaku Pérez (Ver recuadro)

Sin embargo, es posible percatarse que Ecuador tiene rasgos políticos que pueden generalizarse a otros países latinoamericanos. Uno de ellos, es la búsqueda continua de una política pública que abra oportunidades para la población, además de aumentar las capacidades de la misma mediante el factor por demás decisivo de la educación. 



Ecuador ha venido intensificando esta búsqueda de política pública general que se ubicaría en la legitimidad concreta o real de los gobiernos.  Se trata de la legitimidad que va más allá de los formalismos legales, de comicios recurrentes que aspiran a ubicarse en un contexto de elecciones libres y limpias. 

En especial la senda que ha recorrido Ecuador consiste en ir experimentando con diferentes matices y contenidos republicanos de gobierno -esencialmente basados en personalismos-.  Estos procesos se han presentado en la historia inmediata, luego de los regímenes militares.  Oficiales de las fuerzas armadas tomaron el poder a inicios de 1972, y luego de ejercer el mando y acciones represivas, aumentaron la deuda externa del país.  A la postre, dejaron el poder Ejecutivo en manos de civiles con el Presidente Jaime Roldós al frente del gobierno.

Es de tener presente esos datos dado que las dinámicas históricas nos permiten explicar e interpretar los procesos actuales.  Como es la generalidad de eventos en la vida, los diferentes fenómenos responden a dos perspectivas de análisis complementarias: procesos y resultados secuenciales.  Al respecto de la vida política ecuatoriana recuérdese la tragedia del avión en el que viajaba el Presidente Roldós el 24 de mayo de 1981.

No han ocurrido más golpes de Estado en Ecuador y los diferentes regímenes han establecido diferentes políticas en la conducción del Estado.  Sin embargo, es posible advertir una generalización más respecto a América Latina. El arriesgado modelo que se ha implementado es basar el crecimiento en la exportación de materias primas -Ecuador es un país con predominio de exportación petrolera-  A cambio de ello se importan bienes de mayor valor agregado.  Ante los déficits recurrentes de la cuenta corriente de la balanza de pagos que emergen de lo anterior, se recurre a la deuda externa.

 

Ese es uno de los problemas más importantes que debe enfrentar el próximo presidente en Ecuador. Ya se trate del candidato del “correísmo” o la alternativa de los banqueros con Lasso a la cabeza y a quien se sumarían los anticorreístas. Con base en los resultados de esta elección del 7 de febrero, se hace evidente que la población se inclina por dejar de lado las promesas de los grupos más conservadores, con sus planteamientos de confianza exclusiva en mecanismos desregularizados de mercado. 

Véase en todo esto cómo la sociedad ecuatoriana, en otro rasgo generalizable, debe enfrentar la actualidad de la pandemia con un doble choque simultáneo: tanto en el ámbito de la oferta como el de la demanda de productos y servicios en el mercado interno. Esto afecta al conjunto íntegro de la sociedad.

He aquí un adicional problema para el próximo gobierno. Algo que el actual mandatario de Ecuador Lenin Moreno (1953 -) ha tratado de capotear: se requiere de ajustes económicos y sociales, los que deberán ser formulados y ejecutados por los nuevos actores que lleguen al ejecutivo ecuatoriano.  Nadie niega la necesidad de los referidos ajustes.  Lo importante es determinar la secuencia que implicarán esos procesos y lo más importante: quienes pagarán las facturas que ello implique.  Ese es el verdadero nudo de la situación.

En lo que corresponde al apoyo inmediato que evidencian tener las diferentes fuerzas políticas, se ha demostrado que, a raíz de los pasados comicios, el Partido Social Cristiano con su candidato el empresario Guillermo Lasso (1955 -) ha tenido retrocesos.  La capacidad de convocatoria que tienen las agrupaciones que lo apoyan no estaría sobrepasando el 22% y -de nuevo con base en datos de febrero- han perdido su plaza electoral principal ubicada en la provincia de Guayas, en Guayaquil, la capital económica de Ecuador.  Ahora en esos linderos parece imponerse el correísmo. 

No obstante, Lasso emerge dominando en Pichincha, donde se encuentra la capital del país, pero los matices se imponen: respecto a votaciones anteriores, los más conservadores, a pesar del referido dominio, pierden allí un 6% de votos.  Explicaciones para esto pueden relacionarse con el voto castigo hacia el gobierno de Lenin Moreno y la inclinación por el voto útil.  Recuérdese en todo caso, que, para los pasados comicios del 7 de febrero pasado, concurrían 16 candidaturas presidenciales.

Esta pérdida relativa de apoyo a las posiciones más conservadoras se proyecta en el contexto ecuatoriano en donde amplios sectores de la población se han opuesto a medidas de política neoclásica.  En ese país se llegó a registrar un 70% de oposición al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. En Ecuador se ha pedido la conformación de un estado plurinacional. Eso estaría relacionado con el apoyo que ha obtenido el candidato indígena.

Es de subrayar además que, en Ecuador, mayoritariamente, la población se pronunció en contra de la privatización del Seguro Social, la educación y la salud. En medio de esta dinámica, el próximo gobierno deberá también enfrentar la emergencia de algo adicional: el requerimiento de una auditoría exhaustiva a la deuda externa del país, la que para 2020, está llegando a 51,000 millones de dólares.  Monto que compromete al correísmo, cantidad que ha venido creciendo notablemente a partir de 2009, y que actualmente constituye un 52% del producto interno bruto del país.

*Ph.D. University of Pittsburgh/Harvard. Profesor Titular, Escuela de Administración de la Universidad del Rosario

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