El presidente Joe Biden anunció que Estados Unidos cierra la importación de petróleo, gas y carbón ruso, una medida para aumentar las presiones para que el Vladimir Putin ponga fin a la ofensiva militar en Ucrania,.
Esta decisión se tomó "en estrecha coordinación" con los aliados de Estados Unidos, dijo, en un momento en que los países europeos, mucho más dependientes de los hidrocarburos rusos, se resisten a adoptar igual medida.
Rusia representa menos el 8% de las importaciones estadounidenses de petróleo y productos derivados del crudo, lo que significa que el impacto en la economía más grande del mundo sería más fácil de soportar.
Y aunque admitió que este embargo causará molestias en la población estadounidense, es una medida necesaria para que el Kremlin tome conciencia de que es hora de detenerr la guerra.
"No subvencionaremos la guerra de (Vladimir) Putin, ha anunciado Biden, en una comparecencia en la que ha abogado por seguir aumentando la presión sobre Rusia tras "el paquete de sanciones económicas más significativo de la historia".
Biden, que ha repasado algunas de las medidas adoptadas contra Rusia tras el inicio de la invasión de Ucrania, ha anunciado que Estados Unidos aumentará la producción de petróleo para contrarrestar el progresivo aislamiento energético.
Asimismo, se ha comprometido a trabajar "estrechamente" con los socios europeos para elaborar una estrategia a largo plazo que permita reducir progresivamente la dependencia de la energía procedente de Rusia.
Estados Unidos es menos dependiente que Europa de la energía de Rusia, ya que el petróleo procedente de este país apenas representa el 3 por ciento de todos los envíos, según datos oficiales.
Biden tambi{en dijo que Rusia nunca podrá controlar toda Ucrania y prometió que la guerra "nunca será una victoria" para el presidente Vladimir Putin.
"Rusia puede seguir avanzando a un precio horrible, pero esto ya está claro: Ucrania nunca será una victoria para Putin", afirmó Biden. "Putin puede ser capaz de tomar una ciudad, pero nunca podrá controlar el país".
Pese a que los estadounidenses están preocupados por la inflación, y ahora por el aumento de los precios del petróleo, lo que merma la popularidad de Biden entre los votantes, la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, apoya este embargo y un aumento de los aranceles sobre otros productos rusos para "aislar aún más a Rusia de la economía global".
Pero también está a favor de tomar medidas para bajar los precios del petróleo, incluida la liberación de más crudo de la reserva estratégica de Estados Unidos.
"Permítanme ser clara: Estados Unidos no necesita elegir entre nuestros valores democráticos y nuestros intereses económicos", afirma en una carta dirigida a los congresistas.
Los precios del petróleo han subido alrededor de un 30% tras la invasión rusa de Ucrania y el crudo Brent rondaba este martes los 130 dólares.
El veto, que anunciará el propio presidente norteamericano, Joe Biden, afectará al petróleo, al gas y al carbón procedente de Rusia, según fuentes del Gobierno citadas por varios medios, entre ellos CNN o la agencia de noticias Bloomberg.
Entre tanto, el gigante petrolero Shell anunció que prevé retirarse del petróleo y del gas rusos "gradualmente, en línea con las nuevas directrices del gobierno" británico en respuesta a la invasión rusa de Ucrania.
En un comunicado, Shell precisó que, "como primer paso inmediato, el grupo interrumpirá todas las compras al contado en el mercado de petróleo ruso" y "cerrará sus estaciones de servicio y sus actividades de carburante para la aviación y de lubricantes en Rusia".
"Nuestras acciones hasta la fecha se han guiado por las discusiones en curso con los gobiernos sobre la necesidad de desvincular a la empresa de los flujos energéticos rusos, manteniendo al mismo tiempo el suministro de energía", comentó el director ejecutivo de Shell, Ben van Beurden.
El grupo está "cambiando [su] cadena de abastecimiento en petróleo crudo para retirar los volúmenes rusos", añadió.
Sin embargo, advirtió que dada la "ubicación física y la disponibilidad de alternativas", el esfuerzo "podría llevar semanas".
"Es un desafío complejo" que "requerirá acciones concertadas entre gobiernos, proveedores de energía y consumidores", afirmó.
"Estos cambios sociales sacan a la luz el dilema de presionar al gobierno ruso por sus atrocidades en Ucrania y garantizar un suministro estable y seguro de energía en Europa", explicó Beurden.
Pese a una serie de sanciones masivas contra Moscú, el sector energético de momento no se ha visto afectado, sobre todo porque Europa es muy dependiente del gas ruso, y especialmente Alemania.
El lunes, en rueda de prensa, el primer ministro británico, Boris Johnson, afirmó que retirarse del petróleo y del gas ruso es lo "que hay que hacer" pero que esto debía hacerse "paso a paso".
Y el primer ministro neerlandés, Mark Rutte, se expresó en la misma línea, admitiendo que "la triste realidad es que somos muy dependientes del gas y del petróleo rusos" y que una transformación de ese calado "tomaría tiempo".
No obstante, el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, sostuvo este martes que Europa "tiene soluciones para volverse independiente del gas ruso" y agregó que desea "acelerar" esas soluciones para poder "hacer frente al desafío en el invierno de 2022-2023".
Estados Unidos, menos dependiente de los hidrocarburos rusos, presiona a sus socios europeos para que lancen sanciones contra el sector energético ruso, algo que afectaría al núcleo de los ingresos de Rusia, e incitar a Moscú a cesar su ofensiva en Ucrania.
Desde que Rusia inició su invasión de Ucrania, el 24 de febrero, los precios de la energía se han disparado en los mercados. La cotización del gas natural europeo ha alcanzado niveles récord y la del crudo ha llegado a rozar sus máximos históricos.