“COMIMOS Y BEBIMOS”. Ese es el título que el director del Instituto Cervantes de Londres, periodista parlamentario, cultural y de opinión e impulsador de medios como The Objetive, Ignacio Peyró, lanzó en la recién concluida Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBO).
En diálogo con EL NUEVO SIGLO, este madrileño de 39 años contó su perspectiva sobre la literatura actual y algunas incidencias sobre lo que trata su nueva obra, la que aunque habla de gastronomía no se centra ni en las recetas sino que en las historias de vida en torno a este exquisito arte, al tiempo que invita a retomar las viejas tradiciones culinarias.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo ve hoy la literatura de la segunda mitad del siglo XXI?
IGNACIO PEYRÓ: Es un momento muy interesante porque aunque hay géneros también los hay impuros. Hay mucha mezcla y eso da una curiosa vida a la literatura que estamos escribiendo hoy, es decir, la literatura es posible sobre la ficción, la que ya no es tan importante como en otras épocas. Exigen autores más cualificados y más amables. Eso es muy interesante.
ENS: El oficio de escribir es difícil, pero también el oficio de identificar al tipo de lector, ¿cómo ve usted al lector de hoy?
IP: El lector es siempre alguien vocacional, tentativo en sus búsquedas y en última instancia enamorado, eso es lo que nos salva a quienes escribimos. Nos salva esa atención privilegiada del lector que contra viento y marea, en un mundo que requiere más whatsapp, notificaciones y esa atención a las redes sociales, al final sin embargo sigue habiendo lectores para todo.
ENS: ¿Cómo ve la incursión del libro digital?
IP: Yo no lo veo mal porque amplía el campo de batalla para la lectura. Ahora es posible que leamos distinto, pero no creo en que leamos menos. Por ejemplo creo que ha servido para acercar a muchos más. Las nuevas tecnologías han servido para romper las reglas tanto para publicar como para escribir. Pero es verdad que de una u otra manera el prestigio reverencial que tenía la lectura antes lo ha perdido.
ENS: ¿El escritor de hoy ha logrado descifrar los gustos del lector digital?
IP: No creo que la producción literaria se base en la lógica de entender que quiere el lector y dárselo. Tú escribes porque sientes que tienes una necesidad expresiva o quieres decir algo, nunca lo haces por querer satisfacer a un público, si quisieras eso o llenarte los bolsillos harías cualquier otra cosa más que escribir. De alguna manera este es un oficio solitario e ingrato.
ENS: ¿Cuál es la sensación de un escritor europeo cuando viene a una Feria del Libro a un país latino? ¿Ve algún tipo de diferencia o considera que los lenguajes terminan siendo universales?
IP: He estado absolutamente impactado con el nivel, la profesionalidad, la ambición y el ideal que rodea todo esto. Me he quedado muy impresionado para bien con los lectores, los organizadores y los editores. Yo he nacido y vivido literalmente a 100 metros de la feria del libro, yo sé de lo que hablo, por eso debo decir que esto es algo hecho con mucha seriedad, amor y ambición.
ENS: ¿Qué puede esperar el lector con su nueva producción literaria?
IP: Es un libro que hace parte de la cocina y de la comida, de las barras y de las mesas de los restaurantes y bares para hablar sobre la vida; básicamente es para hacer literatura. Se trata de que guste a los gastrónomos en el relato y que guste al literato sin irritar al gastrónomo.
ENS: ¿No se puede llegar a concluir que este libro es de recetas de cocina ni de gastronomía?
IP: No es un recetario pero por supuesto que hay muchos tipos de libros de cocina y la gran literatura de cocina no es de recetarios. Los más importantes escritores de este género a veces dan algunas recetas. El mío es un libro que tiene vocaciones de dar hambre y creo que las da. Aumenta el hambre por la cocina como celebración o como una manera de festejar lo dado; de cantar a un mundo que, momentáneamente en una mesa, en una comida o en unas copas, está bien hecho. Ese es su valor gastronómico.
ENS: ¿Cómo contribuye este tipo de literatura a romper con eso que sucede en muchos hogares en donde cada uno se sienta a comer y ni hablan por estar con el celular?
IP: Eso es una pena, yo creo que lo que necesitamos es un reaprendizaje de la lentitud y creo que la comida, la mesa, las copas, el vino y los whiskies son el cómo volver la vida a un cauce conversacional y eso es compartir mucho más al final que las redes y todo. Y ojo, habla alguien que usa las redes y que comparte normalidad y pasión en ellas. Igual creo que es muy interesante como la comida al final tiene muchos más procesos de compartir que otras cosas.
ENS: ¿Se puede hablar en el siglo XXI de la posibilidad de nuevos sabores y de sorprender?
IP: ¡Absolutamente! Porque por primera vez gracias a la globalización estamos llegando a obtener noticias frescas y cercanas de productos que nunca antes habíamos conocido. Y además de eso tenemos más gente que viaja y que mezcla la cocina, la cocina es mezcla. Yo siempre lo digo con la tortilla de patatas española, ese es el plato nacional español y las papatas son de América, es decir hubo que traerlas del otro extremo del mundo para tener un plato nacional. Entonces la cocina es totalmente impura e hibrida gozosamente diría yo. Mezcla, fusiona y eso junto a las costumbres y las grandes culinarias nacionales, que son eminentemente familiares, hace que ahora tengamos por fin gentes de todas partes, ya no solamente en Francia o en otros sitios, muy formadas y muy inquietas académicamente. Incluso son capaces de hacer grandes restaurantes en cualquier sitio del mundo y eso es una ventaja.
ENS: Hay quienes dicen que a raíz del boom de carreras culinarias en el mundo, este arte se está inclinando por un tecnicismo y es por ello que la posibilidad de inventar y de arriesgarse se ha disminuido, ¿Está de acuerdo?
IP: Hay de todo. La técnica está pero también hay otras escuelas que aunque hacen énfasis en la técnica tienen la recuperación de viejas costumbres y de viejos productos por ejemplo, y lo que hacen es hacer mezclas con ello. Por tanto no es todo técnica y vanguardia hay mucho de volver al pasado y purificarlo o devolverlo a como era.
ENS: ¿Cómo ve la comida vegana y qué tanto puede quitar el sabor a la historia culinaria?
IP: Creo que le quita muchísimo, aunque respeto a quien no lo comparta. No creo que haya nadie que ame más la verdura que yo, pero creo que es perderse mucho de la fiesta. Además si tenemos muelas es para mascar algo más que espinacas.
ENS: ¿Hasta qué punto la tradición culinaria se ha perdido?
IP: No creo que se haya perdido la tradición, eso existe aún porque la cocina de las casas aunque se utiliza menos, igual se hace una vez a la semana como fiesta y ocio. No creo que la tradición se pierda tan fácil, todos somos hijos de unos sabores, de un paisaje y de una cocina.