Pinceladas a las obras del 'Artista Máximo' Ricardo Acevedo Bernal | El Nuevo Siglo
La obra fue realizada por el artista con la técnica del óleo sobre mortero de cal y arena.
Ministerio de Cultura
Miércoles, 10 de Agosto de 2022
Redacción Cultura

Hubo un momento en el que Colombia coronaba a sus poetas y pintores y no solo a sus reinas de belleza y cantantes de vallenato. Este es el caso de Ricardo Acevedo Bernal (1867-1930), quien fue condecorado como "Artista Máximo" en el Teatro Colón de Bogotá el 13 de abril de 1928.

Este pintor brilló en el arte nacional por su mirada innovadora y variada sobre la pintura académica y religiosa, tal como en su serie de pinturas iconográficas como “La visión de la Virgen” o “La visión del niño”, obras que comenzaron a ser restauradas por el Ministerio de Cultura por su amplio valor histórico.

La restauración de la serie de pintura mural de Ricardo Acevedo Bernal, ubicada en la iglesia de San Antonio de Padua, se inició recientemente, por ser declarada Bien de Interés Cultural del ámbito nacional.

La obra fue realizada por el artista con la técnica del óleo sobre mortero de cal y arena; está conformada por ocho representaciones a lo largo de la nave central, empezando por el tímpano y terminando en el presbiterio, así como por 26 pinturas ubicadas en las pechinas de los arcos de la nave.

En particular, esta obra se constituye en un valioso referente de la transformación estilística vivida por el arte colombiano en las primeras décadas del siglo XX. Esta obra, que se destaca por la mezcla entre lo clásico y lo moderno, está compuesta por ocho imágenes que revelan la iconografía del santo.

Eugenia Serpa, coordinadora del Grupo de Patrimonio Cultural Mueble de la Dirección de Patrimonio del Ministerio de Cultura, puntualizó que “a partir de los estudios técnicos previos realizados en torno a la obra, gracias al apoyo de la Fundación para la conservación y restauración del patrimonio cultural colombiano del Banco de la República, se pudo establecer su estado de deterioro y la propuesta de intervención. Las escenas, que son ocho en la cubierta, estaban muy repintadas y tenían problemas estructurales. Entonces, la restauración consistió en recuperar estéticamente las distintas escenas y, adicionalmente, retirar las intervenciones inadecuadas para recuperar los aspectos estéticos tanto del tímpano como del presbiterio. Podemos ver en estas escenas de San Antonio toda su vida y la iconografía representada en las distintas escenas que vemos en la cubierta”.

Y agregó que “el equipo de trabajo que participó en la restauración fue interdisciplinario, estuvo conformado por restauradores y otros profesionales. Un trabajo que obviamente se realizó in situ, en alturas, donde fue necesario contar también con arquitectos restauradores que hicieron los diseños de todo el montaje, el andamiaje y los estudios técnicos realizados desde el área científica para identificar el tipo de materiales que fueron agregados en las intervenciones inadecuadas”.



Cuidadoso proceso de restauración

Según voceros del Ministerio de Cultura, gracias al cuidadoso proceso de restauración en el plano estructural y estético, de la serie de pintura mural de Ricardo Acevedo Bernal en la iglesia de San Antonio de Padua en Bogotá, “estamos garantizando la conservación de esta invaluable obra de principios del siglo XX en el país. Hoy la comunidad de la Iglesia de San Antonio de Padua, en el sur de Bogotá, los capitalinos y los visitantes a la ciudad tienen la oportunidad de conocer y admirar esta obra y esta iglesia, declarada como Bien de Interés Cultural del ámbito nacional en 1984. Esta acción estratégica representa un valioso aporte en el marco del trabajo que desarrollamos en torno a la política para la Protección del Patrimonio Cultural Mueble de Colombia”.

La serie de pintura mural no solo aborda la iconografía más conocida de San Antonio, como “La visión de la Virgen” o “La visión del niño”, sino también aquellas que dan cuenta de los años tempranos del santo y que no han tenido una amplia difusión.

El proceso para la intervención de la pintura mural comenzó con la realización de los estudios técnicos en 2018. Gracias a este diagnóstico se pudo trazar una propuesta de intervención con procesos de restauración especializados para recuperar su estructura y sus valores estéticos e iconográficos. El proceso estuvo a cargo de un equipo de profesionales en restauración de bienes muebles con amplia experiencia en pintura mural.

Se realizaron procesos para eliminar intervenciones anteriores que no eran adecuadas, como por ejemplo repintes que había ocultado por años la representación original. De igual manera, se eliminaron capas de recubrimiento oxidadas, que no permitían hacer la lectura de la amplia gama de colores, tonos y juegos de sombras que el artista había aportado a la obra.

Con el fin de dar mayor relevancia a la pintura mural dentro de la Iglesia, se desarrolló el proyecto de iluminación de la bóveda central, haciendo un estudio de luz que permitió dar énfasis a la pintura, respetando sus características estéticas y su ubicación iconográfica estratégica, así como garantizando condiciones adecuadas para su conservación.

Ricardo Acevedo Bernal fue uno de los primeros artistas colombianos formados en Europa. A lo largo de su trayectoria artística no solo cultivó el retrato y el paisaje costumbrista propios de la pintura académica, sino que también dedicó buena parte de su vida a la iconografía religiosa, dejando como muestra de ello pinturas murales y de caballete que hoy se exhiben en diferentes espacios como los templos capitalinos de la Veracruz, San Juan de Dios y la Catedral Primada.

Fue el mejor retratista de la primera mitad de nuestro siglo. Su obra se caracteriza por la delicadeza con la que manejó la gama cromática.

Entre sus obras famosas están: Retratos de Bolívar, Gonzalo Jiménez de Quesada, Antonio Nariño, La niña de la columna y Cervantes, Rafael Reyes, Carlos E. Restrepo. Pantaleón Mendoza, Francisco Antonio Cano; los músicos José María Ponce de Rosa de Acevedo (1905), Inés Marroquín de Vargas (1906), Inés Pérez de Cuervo (1910) y Elvira Zea de Samper (1924), La batalla de Boyacá, entre otros.

Nació en Bogotá, el mayo 4 de 1867 y murió en Roma el 7 de abril de 1930. Pintor, importante retratista colombiano. Además, cultivó la música folclórica y llegó a componer algunos pasillos. Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes, donde recibió enseñanza del pintor Pantaleón Mendoza. Practicó varios géneros en diversas técnicas, siendo el más exitoso el retrato al óleo y al pastel. Junto a Epifanio Garay (1849-1903) fueron los representantes más sobresalientes del retrato en el país.

En 1883 recibió su primer premio de pintura en la exposición del 20 de julio de ese año. Entre las obras ejecutadas en estos primeros años se pueden mencionar dos retratos que se encuentran en el Museo Nacional: el de Alberto Urdaneta, y el de su maestro Pantaleón Mendoza.

De sus obras vale la pena destacar las de carácter más íntimo, que son las que expresan con mayor claridad y fuerza su destreza plástica y los saberes que incorporó a su pincel a lo largo de su carrera. La integralidad de este artista se ve reflejada también en su trabajo en otros campos cercanos a la pintura, como la escultura, la arquitectura y la música.

Fue un apasionado de la música tradicional colombiana y compuso además los pasillos “Croquis”, “El diluvio” y “Sideral”, entre otros.

 

 Con el fin de dar mayor relevancia a la pintura mural dentro de la Iglesia, se desarrolló el proyecto de iluminación de la bóveda central.