Con la intención de ser parte del sentir latente de la industria del cine independiente en Colombia, la productora Septiembre 83 da vida a un proyecto que trasciende las barreras de lo convencional y relata un manifiesto del limbo entre la juventud y la adultez con “Limonada, limonada”. Este proyecto audiovisual que ha cautivado algunos de los festivales más importantes del país, se estrenará durante este mes en las ciudades de Barranquilla, Bogotá, Medellín, Cali y Manizales.
Juan Pablo Heilbron y Nicolás Palacio son las mentes detrás de este largometraje, que se creó en el marco de un proyecto previo a graduarse de la universidad, y que ha estado presente en el Festival Internacional de la Imagen, Festival de Cine al Este y en el Festival de Cine Independiente de Bogotá (IndieBo), donde captó la atención por su narrativa, mezcla de cine de autor con elementos propios del género “coming-of-age”.
“Se puede decir que ‘Limonada, limonada’ es una apuesta diferente desde su propio lugar de origen. La película se hizo con absoluta ingenuidad. A veces con torpeza, a veces con soberbia, y eso resultó en una amalgama de ideas e imágenes que trajimos a nuestro contexto”, comentaron Juan Pablo Heilbron y Nicolás Palacio.
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En este mes de septiembre, “Limonada, limonada” llega a las cinematecas del Caribe, a la Cinemateca de Bogotá, al MAMM, al Museo La Tertulia, donde la invitación es a sumarse a la conversación de la escena de cine independiente del país.
La cinta retrata una radiografía de la perspectiva de Bogotá millennial, nostálgica, urbana, errática y apacible, donde se trazan historias como la de Mariana, una joven de Barranquilla que está terminando la universidad y se encuentra viviendo los días finales de una etapa que termina y otra que comienza. Invita a la audiencia a un recorrido por esa línea difusa “que el sujeto, al final, supera”, con escenas cotidianas que conectan con la añoranza de una juventud eterna, de libertad, sin ataduras pero con la incertidumbre del resultado del futuro. El rol de Mariana es ser un vehículo que va mostrando, a través de ella, los gestos de su Bogotá y algunos individuos que la habitan. Mariana, sin embargo, permanece distante e incapaz de involucrarse con la realidad que la rodea.