Bolsonaro y Lula, en ‘religiosa’ lucha por el voto de abstención | El Nuevo Siglo
AFP
Jueves, 27 de Octubre de 2022
Redacción internacional con AFP

Ante la fortaleza electoral demostrada por el bolsonarismo el pasado 2 de octubre, que no sólo dejó a su líder a cinco puntos porcentuales del archifavorito izquierdista Luis Inácio Lula da Silva, sino que le permitió conquistar la mayoría del Congreso y el apoyo que el presidente candidato ha ganado en los últimos días, el balotaje de este domingo por el poder en Brasil se mantiene con “pronóstico reservado”.

Tras el descache de las encuestas para esa primera vuelta, que daban al exmandatario una ventaja de hasta 14 puntos frente a Jair Bolsonaro, augurándole inclusive el triunfo en una sola ronda, las divulgadas para esta definición muestran un estancamiento de Lula y un repunte del aspirante a la reelección.

En una campaña intensa y dominada por una frontal guerra ‘verbal’, los más de 150 millones de brasileños habilitados para ejercer su derecho al voto deberán elegir entre dos modelos de gobierno continuistas pero antagónicos. Esto es lo que está pasando en la recta final por la Presidencia del gigante sudamericano.

1. Bolsonaro sube, Lula igual. Por determinación electoral desde el pasado 20 está prohibido divulgar mediciones sobre intención de voto. La última divulgada fue la del Instituto Datafolha, que dio un 49% a Lula (sin variación respecto a la anterior) y 45% a Bolsonaro, un aumento de dos puntos. Si bien aseguró el Instituto no habría un empate técnico ya que el margen de error es del 2%, la reserva ciudadana con las encuestas y, especialmente con ésta fue la que pronóstico que el izquierdista se haría con el Palacio de Planalto en la primera vuelta, es alta.  De allí que el desenlace es incierto y hasta podría darse un voto-finish.

2. A la caza de votantes. Los sondeos coinciden en señalar que los indecisos son algo más del 1% mientras que los que manifestaron votar en blanco o nulo rozan el 4%. (Esa franja es llamada voto de abstención) Ese porcentaje, que parece ínfimo frente al censo electoral es precisamente el clave porque es la diferencia que habría en la intención de voto entre los dos candidatos. De allí, que ambos hayan multiplicado sus esfuerzos para ganar adeptos y entre ellos sobresale el electorado cristiano. Con visitas a templos, cartas a fieles y hasta lluvia de desinformación, Lula y Bolsonaro han ‘cortejado’ a este sector, en una fuerte ofensiva que la prensa bautizó como “guerra religiosa”. Y es que en este país donde viven 215 millones de personas mayoritariamente católicas, pero con una influencia creciente de las iglesias evangélicas -un tercio del electorado-, el 59% considera a la religión como un factor importante a la hora de decidir el voto.

3. Cruzada ‘religiosa’. Bajo esa óptica y apelando más a las emociones que a la doctrina para alertar sobre los peligros de una agenda programática diferente a la suya, Bolsonaro y Lula han tenido claros mensajes y señales para los creyentes cristianos. "La izquierda, el comunismo, no están comprometidos con la vida, no nos respetan", sostuvo el presidente derechista en alusión a Lula, quién no ha desaprovechado su favoritismo entre los católicos (57% en intención de voto frente al 37% de su competidor) para criticar políticas que considera de ultraderecha como la férrea defensa a la vida desde la concepción. Bolsonaro, un católico de 67 años luego bautizado en el Río Jordán por un famoso pastor evangélico, retiene un 65% de las intenciones de voto entre los evangélicos contra 31% de Lula. Su esposa Michelle ha sido clave para apuntalar el apoyo religioso.

4. Lula, tras evangélicos.  En esta recta final de campaña, el izquierdista Lula, que este jueves cumplió 77 años, se esforzó por su parte por acercarse a los evangélicos y desmentir informaciones falsas promovidas por la oposición, como que planea cerrar iglesias. "La familia para mí es una cosa sagrada", aseguró entre sollozos en un acto reciente con evangélicos, a quienes les entregó una carta de compromisos para asegurarles que garantizará la libertad de culto y que se mantiene opuesto al aborto, permitido apenas bajo excepciones en Brasil. También se reunió con pastores más progresistas y se prestó a una ceremonia con uno de ellos en Sao Paulo. El uso político de la religión acabó exasperando a la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil que reprobó, sin citar nombres, la "explotación de la fe como camino para juntar votos".



5. Antagonismo programático. Aunque las propuestas de los candidatos son diametralmente opuestas casi en todo, es economía, programas sociales y acciones ambientales donde son más notorias esas diferencias. Así, mientras Bolsonaro defiende el programa de transferencia de dinero Auxilio Brasil, una ayuda de USD 115 a las familias, prioriza la generación de empleos - especialmente para jóvenes y mujeres-, cita la "libertad económica" como promotora del bienestar social y busca eximir del impuesto a la renta a quienes ganen hasta cinco salarios mínimos así como mejorar la infraestructura en las regiones menos desarrolladas, además de ampliar el proceso de privatizaciones, el candidato izquierdista promete lanzar un Bolsa Familia "renovado y ampliado", agregando a los 600 reales mensuales otros 150 (USD 28) por cada hijo menor de seis años. Su propuesta económica tiene como pilares la inversión pública y la mejora del salario mínimo (1.212 reales, USD 236) para restaurar el poder adquisitivo de los brasileños frente a la elevada inflación. También se plantea implementar una reforma tributaria "para que los pobres paguen menos y los ricos paguen más".

6. Símbolos de campaña.  Una batalla cromática, el gesto de una "L" con la mano y hasta automóviles rotulados: la campaña brasileña ha estado plagada de imágenes memorables. A lo largo de meses, las manifestaciones de los seguidores del expresidente Lula (2003-2010) tuvieron como color el rojo del Partido de los Trabajadores (PT), mientras que los simpatizantes de la derecha lucieron con orgullo la ‘verdeamarella’ de la bandera nacional. En algunas banderas y para redoblar el mensaje, la cara de Bolsonaro sustituía el estrellado cielo azul y en vez de "Orden y progreso", se escribió "Brasil encima de todo, Dios encima de todos", un lema muy repetido por el presidente candidato. Otro símbolo fuerte de éste fue la L acostada que formó con la mano, que los lulistas explotaron agresivamente porque simulaba una pistola y su aspirante instó a girarla para formar la letra inicial de su apellido. También y como no ocurría hace años, se adornaron los vehículos con las preferencias electorales.

7. Bolsolandia.  "En el balotaje, Nova Santa Rosa será la más bolsonarista de Brasil" expresa el joven comerciante de esta pequeña localidad del estado de Paraná (sur) Gilberto Klais. Esta fue la segunda ciudad que más votó al presidente en el primer turno del 2 de octubre (82%), frente a lula da silva. No es un caso aislado en esta región habitada por una mayoría blanca y cristiana, descendiente de colonos europeos. Los municipios vecinos de Quatro Pontes (80%) y Mercedes (78%) fueron tercero y quinto, respectivamente, un podio celebrado sin disimulo. En esas mencionadas localidades encontrar un cartel de candidato izquierdista es una misión imposible. El agronegocio dedicado esencialmente a la exportación a Asia es dueño y señor de esta región fronteriza con Paraguay. Bolsonaro, un estrecho aliado del sector, nos "dio seguridad para invertir", defiende "una economía fuerte" y la familia y Dios "como bien supremo", destaca Klais.

8. Futbolistas patean con la derecha.  Aunque la mayoría gambetea la política, los pocos futbolistas que se posicionan en la contienda presidencial de Brasil se decantan por el mandatario derechista Jair Bolsonaro, con el astro Neymar a la cabeza. Frente al balotaje, el aspirante a la reelección concentra la mayoría de apoyos públicos de futbolistas. Al respaldo del '10' del Paris Saint Germain se suman atletas en actividad como Felipe Melo (Fluminense) o Lucas Moura (Tottenham, ING), así como viejas figuras del 'scratch' como Rivaldo, Romario, Marcos o Robinho. Para el historiador Joao Malaia, profesor de la U. de Santa Ría, en Rio Grande do Sul, “el mensaje bolsonarista cala más en los deportistas porque está basado en la capacidad que cada uno tiene para superar todas las dificultades. Muchos de los cuales se convierten rápidamente en millonarios a pesar de sus orígenes humildes”. Lula recibió el apoyo de Paulinho, atacante del Bayer Leverkusen (ALE), los exfutbolistas como Raí, Walter Casagrande y Juninho Pernambucano así como del exseleccionador Vanderlei Luxemburgo./Redacción internacional con AFP