Emisión de bonos verdes en Colombia llega a $1,1 billones | El Nuevo Siglo
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Martes, 10 de Noviembre de 2020
Redacción Economía

Con seguridad y sin pausa, la demanda en Colombia de bonos verdes para contribuir a mitigar los riesgos ambientales a largo plazo,  ha ido creciendo. Entre el 2017 a la fecha, las emisiones de bonos verdes han alcanzado $1,1 billones, cuando se calculaba que a estas alturas solo llegaría a unos $700 mil millones.



De acuerdo a un informe de Cada de Bolsa, las demandas han superado 2,4 veces el monto adjudicado. El 73% han sido emisiones del sector financiero y el restante del sector no financiero, se destacan Bancóldex, Bancolombia, Banco de Bogotá e ISA.

Los bonos verdes son títulos de deuda en el que los fondos se destinan exclusivamente para financiar o refinanciar, en parte o en su totalidad Proyectos Verdes elegibles y que estén alineados con los Principios de los Bonos Verdes (GBP por sus siglas en inglés) con el fin de contribuir a mitigar el riesgo ambiental sobre las inversiones a largo plazo.

Los GBP son una guía de procedimiento voluntario que se enfocan en la transparencia, la divulgación de información y promueve la integridad en el desarrollo del mercado.

Dentro de los beneficios de realizar emisiones con objetivos sostenibles en el Mercado Público de Valores, se destaca la diversificación en las fuentes de financiación, la mejora en la gestión y el gobierno corporativo, la reducción del costo de la deuda, los beneficios reputacionales e incremento de la confianza del inversionista al ofrecer transparencia en el uso de los recursos, entre otros.

Objetivos

Destaca el informe que las empresas o las personas al invertir en bonos verdes contribuyen al desarrollo de los objetivos Ambientales, Sociales y de Gobierno Corporativo (ASG) a largo plazo, beneficiando al medio ambiente y la sociedad en su totalidad. De manera tal que las rentabilidades que se obtengan sean superiores y sostenibles en el largo plazo.

Además de ser inversiones transparentes debido a que por sus criterios de emisión y uso de recursos siguen buenas prácticas que promueven la transparencia, publicidad y reporte de informes periódicos. Por otro lado, se puede tener acceso a activos o proyectos sostenibles sin estar expuesto al riesgo propio del proyecto.

Entre los proyectos elegibles se destacan, la disminución de dióxido de carbono, la prevención y control de la contaminación, energías renovables, transporte limpio, adaptación al cambio climático, edificios ecológicos entre otros.



En el país este modelo corporativo en que se entiende el desarrollo sostenible, está avanzando con fuerza. Sin duda las compañías que hacen transición a ser sostenibles y responsables con su entorno obtienen facilidades a recursos, atraen inversionistas y son más competitivas.

Esto mismo fue destacado por los expertos invitados al panel de “Sostenibilidad y Gobierno”, en el foro Visión Colombia 2021, organizado por Davivienda Corredores. En desarrollo de la agenda académica, Marcela Ponce, responsable de financiamiento climático de la Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus iniciales en inglés, brazo financiero del Banco Mundial), manifestó que algunos empresarios creen que es un error invertir en iniciativas sostenibles, dado que piensan que es costoso y que no se verán retornos.

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Calidad

“La experiencia muestra que si un agricultor hace una inversión en su finca para ser más sostenible, recibe sellos de calidad internacional y otros reconocimientos, además se convierte en un empresario más competitivo y eso le da facilidad de acceso a más mercados”, dijo la experta.

A su turno, Jorge Mario Velásquez, CEO de Grupo Argos, explicó que su empresa, al hacer inversión en sostenibilidad, ha logrado tres cosas: primero, ahorro en costos relacionados con el uso de energía, lo cual impacta en el balance de la compañía. Segundo, facilidad de acceso a recursos, ya que las empresas sostenibles reciben en muchas entidades multilaterales descuentos en la tasa de interés de sus créditos y por último, son atractivas para los inversionistas, como ha pasado con sus apariciones consecutivas en el índice de inversiones sostenibles de Dow Jones (DJSI).



“Ser sostenible sí es un buen negocio para una empresa y lo que no puede ser es que se haga ese tipo de cambios porque es una moda o por buscar un efecto ante la sociedad”, explicó el directivo.

A su turno, Gonzalo Rengifo, head regional iberia y Latinoamérica de Pictet AM, un fondo suizo independiente que gestiona recursos de terceros, manifestó que desde hace 31 años fueron los primeros en buscar inversiones sostenibles.

Además, explicó que no solo se fijan en empresas que son sostenibles y que para eso cuentan con un índice de sostenibilidad empresarial, sino que también cuentan con un índice de sostenibilidad de países, ya que también invierten en deuda pública.

“El índice de sostenibilidad no puede aplicar solo para las empresas, sino que también tiene que aplicarse a los gobiernos, porque los gobiernos no están solo para regular, sino también para que cumplan con las regulaciones”, agregó el ejecutivo. 

Mercado

Dada esta creciente demanda sobre inversiones que cumplan con los criterios sostenibles, el mercado de capitales continúa permitiendo el acceso a las inversiones ASG, a través de diferentes instrumentos, entre los cuales se destacan la emisión de deuda pública.

Los bonos con criterios sostenibles permiten el acceso a inversiones ASG o privada catalogada como deuda verde, social o sostenible según su objetivo de emisión y uso de recursos. La emisión de deuda con objetivos ASG debe regirse por una guía de cuatro principios que determinan los lineamientos bajo los cuales la emisión es catalogada como una inversión sostenible según el International Capital Market Association (ICMA).

El primer bono verde fue emitido por el Banco Europeo de Inversiones en 2007 según Climate Bonds Initiative, inicialmente este tipo de emisiones las realizaban bancos de desarrollo, pero en los últimos años las han liderado empresas del sector privado, bancos y gobiernos.



A diciembre de 2019 la emisión de bonos verdes en el mundo alcanzaba los US$250.000 millones, 1.543 veces más lo demandado y emitidos por 625 entidades distribuidas en 44 países, además, de la inclusión de bonos soberanos verdes emitidos por Bélgica, Indonesia, entre otros. Respecto al mercado Latinoamericano, Brasil se destaca por ser el país con mayor emisión de bonos verdes alcanzando los US$5 mil millones a junio de 2019, liderado por el sector no financiero.

Tipos de bonos verdes

Existen diferentes tipos de bonos verdes en el mercado: Bono Verde Estándar, Bono Verde de Ingresos (la exposición crediticia del bono es al flujo de efectivos pignorados de los ingresos corrientes), Bono Verde de Proyectos (Uso de los recursos para uno o varios proyectos verdes para los que el inversor tiene exposición directa al riesgo del proyecto) y Bono Verde Titularizado (Bono garantizado por uno o varios proyectos verdes).

Títulos

Los bonos verdes son títulos de deuda cuyos fondos se aplican exclusivamente para financiar o refinanciar, en parte o en su totalidad, Proyectos Verdes elegibles establecidos por la Asociación Internacional de Mercados de Capitales (ICMA). Los bonos son una guía de procedimiento voluntario que se enfocan en la transparencia, la divulgación de información y promueve la integridad en el desarrollo del mercado de Bonos Verdes.

Los cuatro principales componentes de los bonos verdes se enfocan en el uso de los recursos, procesos de evaluación y selección de proyectos, gestión de los fondos e informes periódicos sobre el uso de los fondos.



Indica el informe que se entiende que ciertos Proyectos Verdes pueden también tener beneficios sociales y que la clasificación del uso de los fondos de un bono como Bono Verde debe ser determinada por el emisor. Entre los proyectos elegibles se destacan, disminución de dióxido de carbono, prevención y control de la contaminación, energías limpias, transporte limpio, adaptación al cambio climático, edificios ecológicos entre otros.

El 63% han sido emisiones del sector financiero y el restante del sector no financiero, se destacan Bancóldex, Bancolombia e ISA.