Viviendo el fútbol en Catar, un sueño hecho realidad | El Nuevo Siglo
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Viernes, 25 de Noviembre de 2022
Alejandro Munévar

Por Alejandro Munévar

Enviado especial EL NUEVO SIGLO

Cuando se escogió Catar como sede del Mundial se encontraron muchísimas razones para no realizarlo en este variopinto territorio. Sin embargo, dentro de las muchas promesas que realizaba el comité organizador estaba la posibilidad de asistir a más de un partido por día, algo que hasta el momento en la historia del torneo había sido imposible por las largas distancias que había entre los estadios. Para no ir muy lejos, en Rusia, por ejemplo, en un mismo día se jugaba al menos en dos zonas horarias distintas.

Por tal motivo, cuando se planteó una sede de Mundial en donde la mayor distancia entre escenarios fuera 70 u 80 kilómetros, parecía una buena idea, un oasis futbolero en medio del desierto, literalmente.

Tras la realización de ese anuncio que sobre el papel era un sueño para los futboleros, porque no nos vamos a mentir, después de jugar al fútbol no hay nada mejor que verlo y más si es en el estadio, todos nos preguntamos si realmente sería posible. A fin de cuentas, desde la lejanía estoy seguro todos se sientan desde las 5:00 de la mañana en adelante a ver los cuatro partidos diarios del Mundial; ahora imagínese que le dan la posibilidad de asistir a esos cuatro partidos; sueño hecho realidad.

Como no nos podíamos quedar con la duda, en EL NUEVO SIGLO no quisimos esperar y hace un año, sí, en 2021, viajamos a Catar para la Copa Árabe de Naciones para probar si era o no posible el tema de ir a más de un partido diario y nos dimos cuenta de que sí era posible; no tan conveniente, pero posible, esto en un plan de trabajo.

Pues bien, habiendo vivido la experiencia en 2021, llegamos ahora con ganas de repetir el experimento, entendiendo que el contexto era distinto, pues pasamos de una copa que solamente les interesaba a los países árabes a un evento de talla mundial.

Lo primero que hay que decir es que aun sabiendo que es posible ir a dos partidos en un día pensamos bastante en hacerlo, no porque no tuviéramos ganas de ver los encuentros en vivo y en directo, sino porque ya en campo y con los horarios en contra, la labor parecía realmente titánica.

Aquí hay que hacer la salvedad de que esta percepción de los eventos es desde el punto de vista de un periodista, porque hemos encontrado a varios hinchas que han logrado asistir a los cuatro partidos diarios. A fin de cuentas, el sistema de transporte que tiene la ciudad es tan bueno que efectivamente el tiempo de recorrido entre un estadio y otro es de máximo hora y media.

Antes de iniciar con el relato debo explicarles un poco cómo son los horarios de trabajo en Doha.



Las jornadas

Las jornadas comienzan a las 7:00 de la mañana, cuando tenemos que salir del alojamiento al centro de prensa, que se ha convertido en un lugar de peregrinación obligatoria. Allí no solo se trabaja, se planea el día y se come, sino que también se toman los buses que nos ayudarán, hoy al menos, a cumplir nuestra meta de ir a dos estadios a ver el partido y a trabajar.

Sobre las 8:00 de la mañana y ya ubicados en el centro de prensa, preparamos los primeros informes para la W Radio que serán emitidos sobre el medio día de Catar, 4:00 de la mañana de Colombia. Para la 1:00 de la tarde, hora local, debemos estar ya en el primer partido de la jornada que terminará, al menos en cuanto al juego se refiere, a las 3:00, y en cuanto a trabajo a eso de las 5:00 o 6:00 de la tarde, para posteriormente volver al centro de prensa, en donde tendremos que trabajar hasta la 1:00-2:00 de la mañana.

Con esto en mente comenzó nuestra travesía, con la firme intención de asistir a dos partidos en un día.

Esta nota se empieza a escribir en el bus que salió del centro de prensa internacional a las 10:40 de la mañana con destino al estadio de Al Bayt, el más lejano de los ocho escenarios mundialistas, ubicado a 68 kilómetros del centro de Doha. El trayecto es de aproximadamente una hora. ¿El fin? Asistir al primero de los últimos partidos de Luka Modric, el ex Balón de Oro en los mundiales. Croacia se enfrenta con Marruecos, sobre el papel un partido que no debería significar un gran problema para los actuales subcampeones mundiales.

El primer trayecto en el bus es relativamente fácil, mientras el tiempo corre y se va escribiendo esta nota, en la ventana del lado derecho a lo lejos se divisa el estadio en forma de tienda beduina. Estamos cerca de cumplir el primer objetivo.

Finalmente llegamos a nuestro primer destino, un estadio enorme, precioso, que hoy alberga Croacia vs. Marruecos. El partido terminó 0-0.



La salida del estadio de Al Bayt siempre ha sido complicada, la señalización no es clara y los voluntarios, que tienen todo el ánimo de ayudar, carecen de información a la hora de preguntar por cosas específicas como el lugar en donde los buses salen, lo que hace un poco traumático lo que sobre el papel es un hecho simple. Vale la pena decir que este es el único estadio que no tiene sistema de metro cercano.

Finalmente logramos salir. El destino es el centro de prensa internacional, en donde tenemos una escala de apenas minutos para salir camino al estadio Al Thumama. Allí estaríamos acompañando a Costa Rica, el equipo centroamericano dirigido por el colombiano Luis Fernando Suárez.

El trayecto entre Al Bayt y Doha se hace eterno con el reloj como enemigo, aunque el bus en el que vamos avanza a una velocidad constante y sin parar, porque han dispuesto un carril exclusivo en la autopista para el trayecto, pero a los lados solamente se ve arena, desierto y muy de vez en cuando, a lo lejos, edificaciones que parecen casas.

El trayecto entre el centro de prensa y el estadio es relativamente corto, si lo comparamos con el que tuvimos en la mañana. Son apenas 30 minutos y si hubiéramos querido irnos en metro, que era posible, hubiéramos tardado cerca de una hora y media.

Finalmente, y tras varias horas de travesía, en el panorama aparece el imponente Al Thumama. La labor está casi hecha, son las 6:30 de la tarde, tenemos media hora para llegar a nuestros asientos e iniciar nuevamente el trabajo.

El problema es que los conductores no tienen muy claro cuáles caminos llevan al estadio y aparentemente la policía tampoco, pues en medio de la tarde y mientras el tráfico se torna insoportable los funcionarios toman la siesta.

Son las 10 de la noche en Catar. El reloj una vez más es el enemigo, corremos para enviar a tiempo esta nota, la noche todavía es larga para nosotros en Doha; en Colombia apenas están llegando a la mitad de la jornada laboral. Hemos logrado asistir a dos de los cuatro partidos, podemos decir que la promesa hecha por los organizadores se cumplió. No es fácil y mucho menos cómodo, los tiempos de acción son reducidos y la falta de organización e información en muchos casos torpedea la operación, pero al menos hoy podemos decir que cumplimos con el objetivo.