A pesar de las crisis, economía colombiana mantiene su fortaleza | El Nuevo Siglo
LA INFRAESTRUCTURA, sobre todo la de vías, ha impulsado una mayor conectividad del país y ha mejorado su logística de transporte
Foto ID Presidencia
Jueves, 31 de Diciembre de 2020
Redacción Economía

Entre 2010 y 2020, la economía colombiana tuvo tres años de crecimiento sostenido a tasas mayores a 5%. La mayor variación del PIB se logró en el tercer trimestre de 2011 cuando aumentó 8,6%. A partir de 2014 el alza se ha mantenido en 3%.

Durante esta década, el país volvió a mostrar toda su capacidad de resiliencia para ser una de las economías con un crecimiento más sostenido.



Hasta el 2014 el país vivió la bonanza de precios del petróleo, al punto de que los ingresos por exportaciones de hidrocarburos llegaron a representar el 70% del total nacional.

Sin duda, el petróleo puede ser considerado el indicador económico decisivo de los últimos 10 años. Tanto la referencia Brent como el WTI tuvieron alzas de más de 50%: en esta década el barril Brent tocó un máximo de US$125,52, mientras que el WTI llegó a US$113,65, para luego caer casi a los US$20. Cuando los precios internacionales del crudo se desplomaron, todo se derrumbó.

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Las cuentas públicas se descuadraron, las regiones productoras de hidrocarburos entraron en crisis, y el precio del dólar dio el salto de $1.850 en julio de 2014 a $3.430 en febrero de 2016.

Estos movimientos tuvieron efectos sobre la inflación, el desempleo y la balanza comercial.

Los ahorros

Sin embargo, los ahorros fueron parte fundamental para sostener el desarrollo de los colombianos en las épocas de crisis.

Prueba de ello es que el índice de desarrollo humano de Colombia tuvo un ligero aumento en el más reciente informe global presentado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, en tanto que el país conservó su posición en el escalafón mundial. Sin embargo, en un índice ajustado en el que a los factores tradicionales el PNUD les agrega la dimensión ambiental, Colombia escala 26 puestos.

De acuerdo con el Informe sobre Desarrollo Humano 2020, presentado en Nueva York, el índice para Colombia fue de 0,767 en una escala entre 0 y 1, frente a 0,764 en el escalafón del año anterior. De esta manera, Colombia conservó el puesto 83 entre 189 países, y está por encima de China, puesto 85, y Brasil, puesto 84. En 1990, el índice del país era de 0,603 y en el 2010, de 0,729.

La pobreza

Precisamente en esta apreciación del desarrollo es lo que el país ha mejorado: su índice de pobreza. Desde 2010 se viene midiendo la pobreza a través del enfoque de ingresos (pobreza monetaria) y del enfoque de acceso a bienes y servicios que garantizan unas condiciones mínimas de vida (pobreza multidimensional). En la primera medición en el 2010, el 30,4% de la población colombiana estaba en pobreza multidimensional, mientras que en el 2018 esa cifra se redujo al 19,6%.

En el 2019, que es el dato precovid, se observó una reducción de la incidencia de la pobreza multidimensional de 19,6% a 17,5%, eso significa que entre el 2018 y el 2019 cerca de 615.000 personas salieron de la pobreza, el equivalente a la población de una ciudad como Cúcuta. Siendo la política educativa la que más contribuyó en ese resultado, particularmente, la reducción del analfabetismo, las barreras en el cuidado de la primera infancia, la inasistencia escolar, el rezago escolar y el trabajo infantil.



Sin embargo, este año la situación cambió. En el 2019 más de 8.5 millones de personas estaban en pobreza multidimensional, sin embargo, con el choque económico actual esa cifra puede aumentar considerablemente. Fedesarrollo estima que la pobreza va a alcanzar un nivel de entre 47% y 49%. Eso indica más o menos que el país va a tener 10 millones más de pobres: 4 millones como resultado de la actualización de la línea y 6 millones como resultado de la pandemia.

Desempleo

Otro fenómeno que el país aparentemente venía controlando con periodos en 2018 y 2019 de tasas de desempleo de un dígito, con 1,8 millones de desocupados, se desplomo este año.

En efecto, en mayo de este año por culpa de la pandemia, la tasa fue de 21,4%, lo que significó un incremento de 2,1 millones de personas frente al mismo mes de 2019. La tasa de desempleo pasó de 10,5% en mayo de 2019 a 21,4 % en mayo de 2020.

Así mismo, en mayo pasado, la población ocupada fue de 17,3 millones de personas, 4,9 millones menos (variación estadísticamente significativa) frente al mismo mes de 2019. En las 13 ciudades y áreas metropolitanas dicha población fue 8,4 millones de personas, 2,4 millones menos que en mayo del año anterior. Sin embargo, ya el país registra una mejor tasa de desempleo con 14,9% registrada en noviembre producto de la reactivación económica.

Regla fiscal

Con el objetivo de establecer lineamientos claros del manejo financiero del país, se creó en 2011 la Regla Fiscal que entró a regir en 2012. La Regla Fiscal impone dos condiciones sobre los ingresos y gastos del Gobierno Central: 1) el gasto debe seguir la evolución del ingreso de largo plazo, o ingreso estructural, y, 2) el gasto no puede superar ese ingreso estructural en más del 1 por ciento del PIB a partir del 2022. Para esto, se debe seguir una senda decreciente de déficit anual.

Según explicó Alberto Carrasquilla, ministro de Hacienda, el déficit fiscal del Gobierno Central ha pasado de 3,1% en 2018 a 2,5% en 2019 y a 2,2%, que era lo proyectado para este año.

Sin embargo ahora con la pandemia, el Gobierno tuvo que salir a endeudarse más para poder financiar una caída del recaudo y el mayor gasto para atender las emergencias.

El Ejecutivo tuvo que crear el Fondo de Mitigación de Emergencias (FOME), en el que centralizó los recursos para la salud, las ayudas a la nómina con el Programa de Apoyo al Empleo Formal (Paef) y la prima, así como Ingreso Solidario y las transferencias extraordinarias a los programas sociales de Colombia Mayor, Familias en Acción y Jóvenes en Acción.

De acuerdo con la información del Ministerio de Hacienda, los recursos de ese fondo ascienden a $40,5 billones y, según el Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana, se han desembolsado el 42% de esos recursos.

Sin embargo, en la última reunión del Comité de la Regla Fiscal del Ministerio de Hacienda se empeoraron las proyecciones de déficit fiscal con respecto al PIB, la contracción de la economía para este año y el rebote para el siguiente.

Según el reporte, la estimación del PIB para este 2020 pasó de -5,5% a -6,8% para el 2020, y de un rebote de 6,6% a 5% para el otro año. Asimismo, pronosticaron que su déficit fiscal sería de 8,9% del PIB para 2020 y 7,6% para 2021, frente a lo planteado previamente cuando se dijo que sería de 8,2% y 5,1%, respectivamente.

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La tasa de cambio

Al comparar la TRM promedio del primer trimestre de 2010 con la de 2020 se evidencia una diferencia de $1.588, lo que significa una devaluación de 81%. Durante ese periodo de 2010, el dólar se cotizaba en $1.947, mientras que en el mismo lapso de este año se niveló en $3.535.

Pero si se amplía el periodo analizado hasta el primer cuatrimestre, la devaluación sube a 87%, pasando de $1.945 a $3.645. Y si se compara el dato más alto de la divisa, al cual se llegó el 20 de marzo de este año, con un dólar a $4.153 y el mismo día de 2010, la depreciación llega a 117%, lo que para muchos analistas demuestra un problema de la política cambiaria local.

Actualmente la tasa de cambio bordea los $3.490 pero a pesar de este nivel, no hay duda que las importaciones se han encarecido y de allí las materias primas.

La inflación

En noviembre pasado la variación mensual de la inflación fue de -0,15 %. Según la entidad estadística, esta cifra llevó a que en los últimos 12 meses el índice de precios al consumidor (IPC) se ubicara en 1,49%, mientras que en el año corrido, la inflación es de 1,23%.

Para los mercados y usuarios, el hecho de que el país esté pasando por una deflación tiene aspectos positivos pero también negativos. De acuerdo con el concepto del Banco de la República, cuando la deflación obedece a factores temporales, como un aumento en la producción agregada, por lo general no tiene costos significativos.

Sin embargo, un hecho sostenido, como este último, implica consecuencias para la economía, en particular cuando es causada por factores de demanda, como está sucediendo ahora que por culpa de la pandemia, el consumo de productos, servicios y demás elementos de la economía han bajado sustancialmente.

Las tasas de interés

En este año que termina, el Banco de la República rebajó su tasa de política monetaria en 250 puntos básicos (desde 4,25% hasta 1,75%). En su última reunión la Junta Directiva del Banco decidió mantener la tasa en el 1,75%.

La decisión la tomó la Junta del emisor teniendo en cuenta que la inflación de noviembre fue “sorprendentemente” menor en 1,49 % a lo esperado por analistas y autoridades económicas.



Juan José Echavarría, en su última Junta como gerente, comunicó que la votación de mantener las tasas en 1,75 % no fue unánime.  “Los dos miembros se sustentaron en la reducción tan fuerte de la inflación, argumentaron que había espacio para una reducción adicional, o varias, que habrá que analizarlo en las siguientes juntas”, explicó.

El equipo técnico del Banco asume que no habrá segundo rebrote de covid-19 en Colombia y, viendo el comportamiento económico de Colombia de las últimas semanas, el equipo mantiene en -7,6 % su pronóstico de PIB para 2020, que podría crecer 4,6-4,7 % el año entrante.

Echavarría se refirió a las bases de reactivación que tendrá que construir el país de cara al próximo año, las cuales tendrán en cuenta las reformas económicas que desde el Gobierno se han empezado a anunciar.

Infraestructura

Tal vez el principal proyecto de infraestructura que se ha aprobado en la década es el del Metro de Bogotá. Esta obra, proyectada dentro de los requerimientos que se plantearon desde el 2012, será el eje de desarrollo de la capital del país, a pesar de la corrupción que ha golpeado muchos proyectos.

De otra parte varios expertos señalaron que durante estos últimos años, se requería de una inversión total anual cercana al 3.3% del PIB destinada a financiar los principales proyectos de infraestructura que requiere el país.

Un 1.7% del PIB es de carácter público y el restante 1.6% del PIB de procedencia privada. Así, la inversión total en infraestructura estaría promediando un 3.7% del PIB por año durante 2012- 2013, elevándose ligeramente al 3.8% del PIB en 2014-2017. Para el período 2018-2020, dicha inversión se estaría reduciendo a solo un 2.5% del PIB por año, señal de la importancia de planear y estructurar nuevos proyectos para mantener el ritmo de modernización en infraestructura que requiere el país. Esto significaría que el impacto fiscal de dicha inversión sería del 1.6% del PIB en promedio en la década, con un pico en el año 2016. En dicho año, el efecto fiscal proveniente del sector transporte llegó al 1% del PIB (63% del total), mientras que los sectores de minas y energía y vivienda y territorio explicarían un 0.3% del PIB y un 0.2% respectivamente.

El agro

El sector agrícola también ha tenido un alto repunte en el aporte económico a la nación ante el auge de las exportaciones de varios productos nacionales como el aguacate hass, el café, el maracuyá, el cacao, entre otros.

La producción total anual pasó de 8,9 millones de sacos en 2010 a 14,8 millones en 2019 y probablemente a una cifra cercana en 2020. El valor de la cosecha fue en 2010 de $ 4,3 billones de pesos y en 2019 de $ 7,3 billones.

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En el tercer trimestre de este año, el PIB del agro aumentó 1,5 % respecto al año anterior, y a lo largo del 2020 ha subido 2,8%.

“Lo que nos indica esto es que podemos vivir sin turismo, sin bienes de lujo, sin automóviles y sin muchos productos manufacturados, pero claramente no podemos vivir sin alimentos”, indicó Óscar Cubillos, jefe de la Oficina de Planeación y Estudios Económicos de Fedegán-FNG.