Dentro de los elementos que nos rodean, vegetales, animales y minerales, el árbol es sin duda alguna, el que coadyuva más avasalladoramente en tema vital de la conservación del mundo ecológico, una de las banderas del conservatismo y que tanto impulsó mundialmente Misael Pastrana Borrero, se dice que la selva amazónica es el pulmón por donde respira la tierra, está comprobado científicamente que, si esta llegase a desaparecer, nuestro planeta se convertiría en el más catastrófico escenario.
Conservar es sinónimo de guardar para el mañana, de proveer y desarrollar lo que hemos hecho o recibido, para legarle a las generaciones futuras un patrimonio sano, fértil y caudaloso en reservas. El árbol nace espontáneamente y no exige de nuestra parte, ni alimentos, ni esfuerzos para subsistir y multiplicarse. Solo reclama algo de cuidado y que cuando se le derribe para lograr beneficios de él, se le sustituya sembrando un mínimo de dos o tres árboles nuevos. El árbol es un elemento noble y generosamente le retribuye al hombre y a la familia humana con prodigiosos bienes como: calor, abrigo, vivienda, industria, frutos. Además, purifica el aire, el ambiente enriquece hontanares, ríos, lagos.
Como la memoria es frágil, conviene recordar ahora que estamos cumpliendo 170 años de existencia del conservatismo, algunas, entre las muchas realizaciones del Partido Conservador de Colombia. Tanto azules como rojos, somos robustas ramas de un árbol poderoso que es Colombia. Miguel Antonio Caro y Rafael Núñez salvaron a Colombia con la gloriosa Constitución de 1986. La federación, concebida con criterio romántico y soñador, fallo por el exceso de privilegios que le daba al individuo, olvidando, que no existen derechos ilimitados. La convivencia, la vida en comunidad, la sociedad exige moderación y respeto por los grandes atributos de nuestros semejantes.
Desde Roma se dice que el respeto al derecho ajeno, es ya paz. La democracia, el sistema más acogido por los políticos del mundo–universo, proclama principios importantísimos, que deben ser acatados por todas las personas de un conglomerado. El conservatismo con su defensa constante de la autoridad, la jerarquía, la dignidad, la justicia, la equidad, asegura la más edificante convivencia. La Constitución del 86 hizo del presidente un monarca, acabo con las republiquitas regionales, los códigos para cada zona y mil atribuciones a las lejanas localidades, lo que condujo al caos, la guerra civil y revoluciones sin cuento. Hoy no se habla de estados federales, sino departamentos y el primer magistrado goza de gran fortaleza y de facultades propias de regímenes expresidencialistas. La estructura del 86 continúa campante.
Rafael Reyes, fue de los presidentes más progresistas del país. Su norma de gobierno era “Más administración y menos política”. Citemos obras del partido. Federación de Cafeteros, Icetex, Reversión de Mares, Ecopetrol -la riqueza petrolera-, ISS, Sena, Caja Agraria, Museo del Oro, Catedral de Sal, Biblioteca Luis Ángel Arango, Casa de la Moneda, Salinas de Manaure, Banca de las oportunidades, Familias en Acción, Banco de la República, Contraloría, Derecho laboral y salario mínimo.