ALBERTO ABELLO | El Nuevo Siglo
Lunes, 26 de Diciembre de 2011

 

La democracia cautiva (VIII)

 

En la Nueva Granada e Hispanoamérica las opiniones políticas son endógenas, divididas entre seguir el modelo federal de los Estados Unidos y el centralismo republicano  francés, puesto que el centralismo de los Borbones ya lo habíamos experimentado con efecto político negativo durante la Ilustración. El modelo constitucional de las Cortes de Cádiz,  sujeto a la lucha por la liberación española contra las tropas de Napoleón, que sigue nuestra región por la oposición a los gobernantes y funcionarios afrancesados, determina que las gentes se levanten al grito de viva el rey y abajo el mal gobierno. En los  Estados Unidos el fenómeno es endógeno, por la protesta contra el extorsivo  impuesto al té y al ser reprimida la reacción nativa y negarles a los colonos asientos en la Cámara de los Comunes en Londres, se  deriva en  guerra de liberación o independencia. La reacción en las 13 colonias anglosajonas se produce en su seno contra la política restrictiva de Inglaterra, mientras que en Hispanoamérica se da un vacío de poder y un coletazo contra la ocupación de Napoleón de la Península, lo que explica que casi toda la región antes aletargada se vea alterada por una especie de movimiento sísmico similar de hondas repercusiones.

La guerra popular de liberación española es de las más heroicas que se han gestado en Europa y divide a la opinión frente a Hispanoamérica, sin conseguir producir un caudillo, pese a que algunos criollos luchan con ardor en España contra los franceses no se da un movimiento unido y solidario que habría cambiado el curso de la historia en el Imperio, en cuanto lo que ocurre en esta parte del mundo es que algunos funcionarios españoles se allanan a la voluntad del rey José I. Al ser derrocado éste, el  ámbito liberal de los que estiman  que debiera permitirse la autodeterminación en el Nuevo Mundo aumenta, en especial entre unos pocos  políticos españoles que se percatan de que al perder España el control marítimo y dado el pobre desarrollo industrial, carece de músculo para mantener el domino del Imperio. La doble política de las potencias de la Santa Alianza, particularmente, de Inglaterra y Austria, la Rusia zarista se desentiende del asunto, que están por un gobierno absolutista en España, como abrir nuestros  mercados a sus productos, pierden a Fernando VII.

Los  vaivenes de la política internacional y la Santa Alianza hacen que Estados Unidos guarde distancia frente a la revolución hispanoamericana que estima inmadura y puede conducir a un desorden sangriento a la francesa. El general Morillo, acorralado, comete el terrible error de fusilar a los criollos proclives a una monarquía constitucional, como Camilo Torres y varios compañeros de cadalso, pescadores en río revuelto que propugnan cierta autonomía del gobierno local. Con esas ejecuciones se hace casi imposible recomponer el tejido social del antiguo régimen, lo que le da la razón al general Simón Bolívar, quien lo había previsto y desde el exterior, con ayuda de Inglaterra y recursos de Haití, se propone liberar Hispanoamérica y forjar un nuevo orden de corte democesarista...