ANDRÉS MOLANO ROJAS | El Nuevo Siglo
Lunes, 16 de Enero de 2012

El viaje de Mahmud

La “gira latinoamericana” del Presidente iraní, recién concluida en Ecuador, dice muchas cosas sobre el estado de cosas de la política internacional, la desesperada situación en la que él mismo y su régimen se encuentran, y sobre la forma en que entienden su lugar en el mundo algunos gobernantes latinoamericanos.
Por un lado, el periplo de Mahmud por las tierras de Chávez, Ortega, Castro y Correa,  viene a confirmar que el mundo de hoy es un mundo apolar, en el que resulta difícil saber quién tiene “la sartén por el mango” en los principales asuntos de la agenda global, cuáles son las precisas reglas de juego, y por supuesto, quiénes las dictan y hacen cumplir, y cuál es el costo real en que incurren sus transgresores. De otro modo no se explicaría que, en el punto más álgido de la crisis por su programa nuclear, al fragor de las advertencias de Washington, Londres y por supuesto, Tel Aviv, Ahmadineyad se dedicara a recorrer el Caribe y los Andes y a hacer chistes sobre bombas atómicas en el balcón de Miraflores.
En segundo lugar, cómo estará de mal el régimen de los Ayatolás como para tener que salir a buscar respaldo en unos “aliados latinoamericanos” sin ningún liderazgo, sin ningún prestigio, sin ninguna capacidad de influencia efectiva, y a la larga, sin ninguna representatividad.  Aliados que, en algunos casos -como Cuba- comparten su retórica antiimperialista y antiyanqui pero no sus reivindicaciones nucleares. Aliados tan lejanos geográfica y económicamente, que por muchos convenios y acuerdos de cooperación e intercambio que haya suscrito con ellos, siguen siendo socios muy minoritarios y sumamente marginales. Aliados que a la hora de la verdad, contarán tanto como en el caso de Libia, cuando Chávez ofreció liderar una fuerza multinacional para proteger a su hermano Gadafi -el “Bolívar de África”- de la “agresión imperialista”.
Pero sobre todo, qué cínicos, irresponsables, y contumaces son estos redentores bananeros del socialismo del siglo XXI. Hay que verlos, abrazados a Mahmud, aplaudiéndole sus desafiantes monerías, amparados en el cálculo de que gracias a la distancia, un Irán nuclear poco o nada tendrá que ver con ellos.  Qué ganas de llevarle la contraria a todo el mundo impunemente.  Qué grandes ambiciones geopolíticas las suyas, que los llevan a vincular a sus pueblos con uno de los regímenes más tiránicos del mundo. Qué habilidad, tan natural y espontánea, para alinearse siempre al lado equivocado de la historia, para confundir autonomía con agitación y protagonismo con exabrupto.
*Analista y profesor de Relaciones Internacionales