Con tal de mantenerse en el poder, el presidente español se vio arrastrado a aliarse con el perro y con el gato.
A pesar de haberse mantenido alejado de los separatistas y los comunistas durante mucho tiempo, Sánchez terminó coaligándose con ellos para formar un gobierno molotov.
En particular, nombró como vicepresidente segundo a Pablo Iglesias, un extremista que ha hecho su carrera política valiéndose de la diatriba arropada de aparente perspicacia.
Maestro del escrache y la calle revuelta, combinó sus habilidades retóricas y académicas hasta convertirse en adalid de los “indignados”.
Horadando a la Guardia Civil, acusando de golpistas a los demócratas y despotricando del conservatismo, llegó a ser ahora el mejor exponente de la “casta” política que tanto criticó.
En pocas palabras, se creía el mago de la política española hasta que, ¡Oh, sorpresa!, apareció en el escenario Cayetana Álvarez de Toledo y Peralta-Ramos, marquesa de Casa Fuerte.
Y la marquesa no solo lo ha emplazado, ensombrecido y vapuleado sino que le ha devuelto la pujanza a la política en el Reino.
Joven, impetuosa, intelectual, escritora, militante y portavoz del Partido Popular, no le debe favores a nadie y, para labrar su prestigio, solo se ha valido de su brillantez, agudeza y sindéresis a toda prueba.
De tal modo, mientras la izquierda se retuerce en su menestra ideológica antisistémica, secesionista, antimonárquica y anticristiana en la que “todo es negociable”, las fuerzas defensoras de la libertad se afianzan para desenmascarar a los sediciosos (¡que, para no ir muy lejos, en los setenta gestaron el Frap!).
De hecho, hace pocos días, en un debate antológico en el Parlamento y refiriéndose, precisamente, al Vicepresidente Segundo, Cayetana sacó a flote con minuciosa precisión su “larga relación de intimidad antidemocrática con el inframundo de Eta”, amén de su “insólita condescendencia con la violencia”.
Siendo aún más precisa, ella lo identificó como “embajador de Eta en el Gobierno de España” y “burro de Troya en la democracia”, haciendo alusión a la forma en que ha logrado penetrar las estructuras del Estado para minar al sistema desde adentro.
“Usted es una anomalía europea, no sólo por comunista”, le espetó; y luego reveló, detalladamente, el que, a su juicio, es el libreto del radicalismo español: “Usted aprovecha la pandemia, la tragedia, para hacer avanzar su proyecto que no es otro que llevar al fracaso a la España constitucional”.
Finalmente, ella ha sido contundente al remarcar lo que ha sido el perfil de Iglesias como “discípulo de los ayatolás de Irán y prohijado de Chávez y Maduro”.
En resumen, si resentido y marginal, el flamante Vicepresidente se refiere con sarcasmo a Cayetana como lo que es, una marquesa, semejante resentimiento solo sirve para destacar lo que, según ella, es lo que él encarna en la genealogía política española: ¡la mismísima “aristocracia terrorista”!