En una entrevista, hace pocos días, tuve la oportunidad de recordar al país que este tipo de delitos, donde antisociales convierten en blanco de sus fechoría a los pasajeros de buses del servicio público no es nuevo y por otros tiempos también la institución Policía Nacional de Colombia, en los diferentes departamentos, debió enfrentar este flagelo, con excelentes resultados, pues en las principales ciudades capitales pusieron en práctica estrategias como destinar personal de la policía de civil, que debían neutralizar los asaltos. Así se efectuaron capturas y desmantelaron bandas completas dedicadas a este delito. Pero como todos los delitos en criminología, de tiempo en tiempo retornan para tratar de esquilmar a los ciudadanos de bien, que hacen uso de este medio de transporte.
Entendemos que frente a la gran arremetida de las bandas delictivas hacia el transporte público en Bogotá, la ciudadanía esté sorprendida y la percepción de seguridad se esté deteriorado, por lo tanto es saludable entender que se trata de una maniobra delincuencial de fácil manejo. Observamos que los delincuentes recurren a la sorpresa y mediante amenaza despojan los pasajeros de sus pertenecías, abandonado luego el vehículo ante la mirada sorpresiva y desorientada de los usuarios del sistema. La policía ya inicio una cadena de operativos contra ese flagelo, actividades que seguramente molestarán a los pasajeros que deben soportar esa serie de requisas, identificación de personas y demás preguntas de parte policial, para recoger información valiosa con miras a diseñar planes, estrategias y programas direccionados a la identificación y desmantelamiento de estas organizaciones, porque los delincuentes tiene toda una técnica para operar su golpe, entre las que figura ubicar en el bus un compinche que por señas acordadas les indique la posibilidad de actuar con ventaja y sin sorpresas.
Estos “adelantados” analizan el conductor y el estado de abandono o alerta que muestran los pasajeros, la posibilidad de identificar policías, tanto hombres como mujeres a bordo del automotor para autorizar el golpe o por el contrario esperar otro bus y una oportunidad más segura. Otro elemento que juega a favor de las bandas está en la renuencia a denunciar por parte de los ciudadanos, quienes ven en esta actividad una pérdida de tiempo sin resultados a corto plazo, resistencia que será vencida facilitando lugares o patrullas equipadas de medio y hombres capacitados para adelantar la diligencia.
La tecnología hoy por hoy brinda a las autoridades una serie de alternativas para encarar la delincuencia de todo tipo, y seguro tanto comunicaciones como cámaras y botones de pánico se pondrán al servicio de la ciudadanía como recurso policial, lo que permitirá acabar con este delito identificando los componentes de cada organización, ¡A la policía no le quedará grande este reto!