Hace cien años, durante el gobierno del general Pedro Nel Ospina se hablaba de la Danza Millonaria, aumentaron los ingresos, Estados Unidos indemnizó a Colombia con veinticinco millones de dólares, pagaderos en cinco años, por su intervención en la separación de Panamá, hubo auge en los precios del café, ingresó capital extranjero y nacional, el país entre 1923 y 1928 recibió en prestamos locales, departamentales y privados, cerca de cuatrocientos setenta y cuatro millones de dólares.
La administración Ospina incrementó la red ferroviaria, construyó el oleoducto Cartagena-Barrancabermeja, puso gran parte de los fondos para la creación del Banco de la República en junio de 1923, entró en funcionamiento la empresa colombo-alemana Scadta, pionera en la aviación continental, construyó carreteras y obras de infraestructura, algunos contratos fueron criticados por Laureano Gomez y Alfonso López Pumarejo, las caricaturas proliferaron, pero el país avanzó, la eficiencia retumbó.
Ahora vivimos bajo otra Danza, la Billonaria, sin que los ingresos puedan compararse con los recibidos en los años veinte del siglo anterior, ocurre con detrimento social, déficit fiscal, vida cara, los billones están en el aire, no son reales, los compromisos que se contraen sí y los proyectos de ley de reformas que cursan en el Congreso, de ser aprobados a pesar de los vicios de inconstitucionalidad, requieren de billones aún no determinados, ya se anuncia nueva reforma tributaria para gravar en mayor grado a las personas naturales, disminuyen los ingresos de Ecopetrol, se golpea la extracción, producción y venta de petróleo, gas y carbón, nadie alcanza a calcular cuanto costara la financiación de los grupos delincuenciales, de los subversivos, si aceptan cesar su accionar con la meta de la paz total, la sociedad siente el frenético ruido de la Danza Billonaria, que cubre la geografía del país y se prolonga en el exterior, hasta en Davos se ha arrendado una casa destinada al turismo por Cuatro Mil Quinientos Millones de Pesos. La economía depende de la inflación, del incremento de múltiples subsidios, de que los muertos se pensionen y fallezcan los enfermos terminales por falta de atención.
Como restan dos años y resto para la terminación del periodo gubernamental los ciudadanos somos conscientes de que meses duros nos esperan, llenos de controversias y escándalos. Viraje administrativo es imposible. Así parezca prematuro, la Nación tiene que apoyar cuanto antes a un candidato de Unidad Democrática que enderece el rumbo a partir del 2026, congregue y asuma la tarea de ejecutar un programa de verdadero cambio. Corresponde con interés patriótico organizar el movimiento de Salvación, para utilizar el término acuñado por Álvaro Gómez. Estoy seguro de que dirigentes democráticos colaborarán, la actividad política recobrará altura, se limarán diferencias que son superables entre jefes dispuestos a servir al país y podremos escoger a la persona idónea.
CODA. El presidente de la República, Gustavo Petro, afirma ser una mentira la financiación de la toma del Palacio de Justicia, efectuada por el M-19, por parte de Pablo Escobar. ¿Entonces de Quién?