Como he venido diciendo, el problema de este programa no está en el objetivo bien intencionado del mismo, sino en su implementación y en el inmediatismo político de Petro.
Mientras desarrollé esta serie de columnas sobre el programa de Basura Cero, fue publicado el polémico Plan Nacional de Desarrollo (PND) del gobierno Petro. Lo anterior es relevante porque confirma que, evidentemente, el anuncio del mandatario de implementar el fracasado programa de su alcaldía a nivel nacional, va en serio.
El artículo 182 del PND se refiere al programa de manera amplia y responsabiliza al ministerio de Vivienda de construir e implementar la ambiciosa iniciativa. No obstante, queda claro que varias metas que se tuvieron en su momento en Bogotá se mantienen vigentes como, por ejemplo, la integración socioeconómica de las asociaciones de recicladores, la cual, cabe resaltar, fue uno de los más estruendosos fracasos del programa cuando se implementó en la administración “Humana”.
Bastante expectativa en cómo lograrán que no sea un fiasco como en el pasado, teniendo en cuenta que ya no solo serán los 35 mil recicladores de oficio de Bogotá (de los cuales solo 5.800 están asociados), sino también las más de 50 mil familias a nivel nacional (sin contar quienes permanecen en la informalidad) y como, logrando hipotéticamente dicha formalización o integración, se logra a punta del “reciclaje tradicional” (como lo denomina Petro) alcanzar o sobrepasar la meta de 2030 de reciclar el 17% de la basura que producimos.
Adicionalmente, este articulado comprende una perspectiva nacional al mencionar la meta de cerrar y acabar con los botaderos de basura a cielo abierto, los cuales son nefastos, es cierto, pero estos tan solo recepcionan el 1,30% de los residuos que se producen en el país. El otro 96,60% de los residuos, son depositados adecuadamente en rellenos sanitarios.
Ahora, el corto y generalizado texto en el PND da entender que inicia el proceso de eliminación de los mismos rellenos sanitarios vía algo denominado “parques tecnológicos y ambientales”. Proceso que suena idóneo y bonito, pero también suena bastante costoso. Máxime cuando aún no hemos logrado cerrar los botaderos a cielo abierto y tenemos varios rellenos sanitarios, 192 de los 281 existentes en el país para 2020, próximos a que su vida útil se acabe.
¿De dónde sacará los recursos? Luego, ¿la olla no la dejaron raspada? Esperemos no se le crucen con los 49 billones de pesos de la salud o los 15 billones de pesos anuales de subsidios o las otras multimillonarias partidas presupuestales que anuncia casi a diario desde su balcón. Y bueno, también esperemos, que en este segundo intento no pretenda estatizar la operación de la recolección de basuras a nivel nacional bajo el argumento de que todos los operadores son unos mafiosos. Mal, muy mal le vendría al país sufrir el episodio de los camiones de basura usados y dañados que trajo este señor a Bogotá.
Tendremos que rezar y esperar a ver con qué sale MinVivienda en unos meses.