CAMILO HERRERA MORA | El Nuevo Siglo
Viernes, 26 de Agosto de 2011

La nueva ciudadanía


“En Colombia este ejercicio cada día se nota en el mercado”


LOS  hechos son los que causan las definiciones. Hoy el ciudadano no es sólo un acervo de deberes y derechos, sino un agente de ejecución de los mismos, y así cada día más las personas se definen en su rol de cumplimiento de deberes y exigencia de derechos.
En Colombia este ejercicio cada día más se nota en el mercado, y aunque suene extraño e incómodo para algunos, es el consumo donde el ciudadano está ejerciendo sus derechos y cumpliendo con sus obligaciones.


El libre mercado planteado en las bases de la Constitución de 1991, tan atacado por algunos bajo el epítome de Neoliberal, sumado a la estructura social de derecho de la misma Carta, resultó en un ambiente de mercado para que el ciudadano pudiese tener acceso a sus derechos, bien sea por la intervención del Estado o por medio de prestadores privados. Igualmente, el esquema ha permitido que cada día más colombianos tributemos, respetando las diferencias de riqueza.


Esta situación nos lleva a una reflexión importante: parece ser que el ciudadano del siglo XXI será el consumidor. No sólo porque la ciudadanía se ve reflejada en el acto de mercado, sino también porque, si no se actúa como tal, es casi imposible exigir las condiciones constitucionales.


Temas como salud y educación son evidentes sin demasiados ejemplos, pero el control de la inflación por parte del Banco de la República, los tratados de libre comercio y la bancarización son fundamentos claros de la libre formación de la personalidad, en la medida en que aumentan la libertad de elección.


Así, pues, la nueva ola legislativa de portabilidad numérica, estatuto del consumidor, tratado de Madrid y la defensoría del consumidor financiero, entre otros, son muestras políticas de la comprensión del rol del mercado en la definición del nuevo ciudadano. Sin lugar a dudas Simón Gaviria ha comprendido esto y está liderando este proceso, sentando un precedente difícil de modificar por el peso de los hechos y realidades que se avecinan.


Exigir por nuestros derechos no se refiere sólo a tener educación y salud, sino que lo que se nos venda se ajuste a lo prometido, por esto no sólo la definición de ciudadano cambiará, sin duda el rol del mercadeo también, pero para esto debemos comprender que no se puede exigir sin comprender, y no se puede comprar sin conocer; a diferencia de la ciudadanía, el consumo es un acto voluntario, donde los derechos se obtienen sobre el deber del conocimiento.


Colombianada. “Los diarios están llenos de problemas y nadie los devuelve, la vida esta llena de problemas y nadie la cambia, y ¿usted me quiere cambiar estos tomates porque están vencidos?”: Manolito en alguna tirilla de Mafalda.
@consumiendo