¡Cómo se atreven estos vándalos criminales a bloquear las carreteras para que la comida no pueda llegar a los colombianos! ¡Qué falta de humanidad, que falta de cordura! Bien sabemos que lo que pretenden es tomarse el país, destruir su democracia y arrodillar al gobierno libremente electo por el pueblo.
¿Cómo se atreven a aprovecharse de este horrendo momento cuando los ciudadanos están agotados por las penurias causadas por la pandemia, cuando temen contagiarse y, Dios no quiera, morir, cuando muchos han perdido su trabajo o su negocio, ¿cuándo hay pobreza y hambre?
Entonces, en medio de tanto dolor, miedo y desasosiego, es cuando estos bárbaros deciden acabar con la infraestructura del país, sus medios de transporte, comercios y bancos que dan empleo, y, encima de todo bloquear pueblos y ciudades para que la comida no pueda llegar a los hogares, a los ancianos, a los niños, a escuelas y hospitales.
Y ¿qué de las pérdidas económicas causadas por los destrozos y los bloqueos? ¿Qué de los agricultores grandes y pequeños que tuvieron que botar sus productos, leche, frutas y verduras, huevos, por no poder transportarlos? ¿Qué de lo humildes tenderos sin producto para ofrecer, qué del hambre causado?
¿Cómo se atreven a convertir las manifestaciones de protesta pacíficas permitidas por ley y nuestra democracia, en campos de batalla y destrucción que las deslegitimiza? ¿Acaso no pueden respetar la voluntad de sus conciudadanos, o acaso no son colombianos?
¿Cómo se atreve el New York Times a atacar la justa defensa de la policía nacional contra estos salvajes que prenden fuego a los Centros de Atención Inmediata CAI, donde la comunidad encuentra siempre, cerca de sus viviendas, policía dispuesta a protegerlos y ayudarlos? ¿Acaso esos periodistas no han visto como estos criminales han prendido fuego a los CAI, con policías adentro, con la intención de quemarlos vivos?
Y, Gustavo Petro se atreve a decirle al presidente Duque: “no existe en Colombia ningún derecho a matar ciudadanos, a abusar sexualmente de menores, por parte de funcionarios públicos, a dañar los ojos de la juventud, a torturar y desaparecer”, cuando todos estos crímenes, no son crímenes de Duque sino de usted; son la exacta descripción de lo que usted y su guerrilla M19, hicieron por décadas y lo que hoy usted promueve.
¡JAMÁS! hemos oído a Petro pedir perdón por esos crímenes. Pero, óigase bien, los colombianos NO los hemos olvidado.
Tienen estos criminales, sus líderes, especialmente los camuflados, sus compinches y patrocinadores, quienes los financian y apoyan, quienes publican falsedades contra la policía y el gobierno ¡mucho descaro! O, como dirían otros, ¡mucho “h…o”!
Esto es lo que dice el Estatuto de Roma sobre que se considera Crimen de Lesa Humanidad: “El exterminio comprenderá (…) la privación a alimentos o medicinas (…) encaminada a causar la destrucción de parte de la población”. Es esto exactamente lo que los criminales que han bloqueado la llegada de alimentos y medicinas a ciudades y pueblos están haciendo.
Con derecho y con razón Duque ordenó: “No existe en Colombia ningún derecho a obstaculizar vías; ningún derecho a afectar los derechos de los demás. He dado instrucciones a la fuerza pública para que desbloquee vías en el país, en trabajo con alcaldes y gobernadores, y con estricto cumplimiento de los derechos humanos”.