Dados los pasos en grande de Independencia, referidos en entrega anterior, sigue la época de “tanteos de gobiernos, y guerras fratricidas” entre los patriotas, en la que sería efímera “Gran Colombia”, en forma similar que en todas las Naciones que conformarían Latinoamérica. Los primeros años, desde 1810 a 1819, “Grito de Independencia”, y fiera reconquista española con Morillo y Sámano, han sido llamados, por sus ires y venires, luchas entre hermanos: “La Patria Boba”. Se dan Batallas cerca a Bogotá, y en diversas regiones, de las que serían llamadas “Repúblicas Bolivarianas”, por haber tenido definitivo éxito libertador bajo las órdenes del caraqueño, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco (1783-1830).
Pasada la “horrible noche de barbarie” con la Reconquista Española, y motivados por ella, vienen los fulgurantes años de liderazgo de ejércitos y acertadas estrategias de Bolívar y compañeros. Por ello fue reconocido, en seis Repúblicas, como “Padre de la Patria”, así tuviera qué luchar hasta su muerte por estabilizar la libertad. Fue siempre fiel a principios de orden, con gran desprendimiento y respetuoso del mensaje cristiano, no obstante, la pluralidad de pensamiento en su formación, bajo Simón Rodríguez y Andrés Bello.
Se destaca, luego, históricamente, el actuar de nuestros países por “retosos democráticos”, como los del 7 de marzo de 1849, en elección de José Hilario López, bajo amenaza de puñales, o campañas violentas, como las de Tomás Cipriano Mosquera, convertido en líder radical contra las derechas, o, también, gobiernos serenos y progresistas como los de Murillo Toro, Santiago Pérez, Julián Trujillo, hasta llegar a la decisiva gestión de Rafael Núñez, en unión con Miguel Antonio Caro, que llevarían al País a días de esplendor, en medio de diferencias superadas con días de grandes acciones para el bien nacional.
Al lado de Bolívar, en aporte en organización de la República, estuvo Santander, en los campos de batalla con Anzoátegui y Soublette, en Boyacá, Juan José Rondón en el Pantano de Vargas, Sucre y Córdoba en el Sur. Deslumbrante la actitud del casi niño Pedro Pascacio Martínez, cuidador de caballos, quien rehusara copiosa suma de dinero del Coronel Barreiro para que no lo entregara a los jefes patriotas.
Así avanza nuestra Colombia, cuyos días patrios merecen ser celebrados por tantas realizaciones positivas, de tantas figuras trascendentales como la mayoría de sus Presidentes con realizaciones positivas, en medio de fuertes debates de opinión, en los cuales se pueden destacar tantos esfuerzos de bien de un Reyes o de un Concha, de los López y los Ospina, de Eduardo Santos y Laureano Gómez, Carlos Lleras y Barco, de los Pastrana, Valencias, y de Alberto Lleras.
Qué bien destacar lo positivo en nuestra historia para imitarlo, aceptar las fallas para corregirlas, dejar a un lado sectarismos, e intereses personales, caudillistas y de partido. Hay que mirar hacia el futuro de prosperidad en unidad, construyendo una Patria grande, sin sonrojo de invocar a Dios. Una vez más hemos de acudir a la luz indeficiente que nos da esa sola palabra: “Jesucristo”; y, con sencillez y dedicación, aplicar como solución: “el pan y el Evangelio”.
*Obispo Emérito de Garzón