La máscara de la juventud
En artículo de El Tiempo (18/12/ 2011) el expresidente Ernesto Samper se refirió al conflicto interno del Partido Liberal con argumentos semejantes a los que habíamos expuesto el viernes de la semana pasada en El Nuevo Siglo y en anteriores en El Universal de Cartagena. Leí también el artículo valiente -y satírico- de Jaime Angulo Bossa, publicado en El Universal de Cartagena contra decisiones adoptadas por la llamada Asamblea Constituyente, entre éstas la de elegir como nuevo jefe único al joven Simón Gaviria, gracias a la manipulación que hiciera, para lograrlo, la Dirección provisional que había designado de manera irregular el doctor Pardo.
Pese a las evidencias de ilegalidad de la Asamblea, el ala de centro-derecha del PLC no termina de celebrar la elección de Simón Gaviria a la Dirección Única y la aprobación de unos Estatutos de naturaleza espuria, cuyos vicios de trámite y monstruosidades de contenido habíamos advertido, como haberle quitado a los sectores sociales la facultad de participar, con capacidad decisoria, en la vida interna de nuestra colectividad política.
El expresidente Samper reveló cómo Juan Fernando Cristo y Simón Gaviria manipularon aquella reunión, cuyos asistentes de manera espontánea habían expresado sus deseos de que Horacio Serpa fuera el jefe del Partido, pero pudo más el espíritu de sumisión de los convocados, y, detrás de bambalinas, como en las comedias de Benavente, la rosca de parlamentarios que dejara Rafael Pardo en su reemplazo, se apoderó de la dirección del Partido eligiendo como jefe único al presidente de la Cámara de Representantes, Simón Gaviria.
No podrá entenderse que queremos cerrarle paso a la renovación, cuando criticamos la elección del joven Gaviria. No. Nuestra objeción obedece, además de la manera ilegal como fue ungido, a que no hay correspondencia tampoco entre quien, por su edad, podría representarla y los principios de un Partido afiliado a la Internacional Socialista, como el Liberal Colombiano; con lo cual, lo de la juventud, pasa a uno segundo plano.
El joven Simón es, ciertamente, un neoliberal que ha crecido bajo la tutela intelectual de su padre César, el privatizador, y quien, para más señas, ha estado más preocupado por cortejar al presidente Santos -a quien le rinde culto todos los días-, que por promover la reunificación ideológica del Partido alrededor de los principios de la social democracia que inspiran su doctrina.
Porque para que la reunificación liberal sea digna debe hacerse alrededor de principios y no de personas. Y en eso no anda el joven cortesano.
Encubrir la juventud con una máscara y valerse de ella para aparentar lo que no se es, resulta inaceptable. Por ello, soy un liberal indignado.
Para hacer posible el regreso a la legalidad, el joven Gaviria deberá renunciar; el Tribunal de Garantías - destituido ilegalmente- reasumir sus funciones y, con aplicación de los Estatutos que aprobó el pueblo en la consulta del año 2002 -así lo ha aconsejado el exmagistrado de la Corte Constitucional Alfredo Beltrán- abrir los espacios para convocar un Congreso extraordinario del Partido. Ese puede ser el camino.