“Racismo larvado bajo careta de corrección política”
El Estado no es la búsqueda de un paraíso en la tierra. Pero sin él la vida en sociedad sería un infierno. Por eso, y que me disculpen los amenos soñadores anarquistas, subsiste.
La división en naciones subraya las autonomías locales que prefieren agruparse entorno a su diferencia como principio de identidad. Son unas 200 naciones que, la verdad, de un modo algo artificial pueblan el mundo. También (como el monoteísmo) hay una fuerza centrípeta que busca la unidad ante los problemas comunes. Pero aún no hay una autoridad central universalmente acatada. La Organización de Naciones Unidas no recibe de los países miembros autonomía para decidir los problemas del mundo. Aun si parece raro, no hay un acuerdo en torno a la palabra “todos”, ni a que corresponde el término común de ser humano. Y entonces la complejidad de ese ser humano se hace presente.
El Consejo de Seguridad de la ONU aconseja, por ejemplo, limitar la venta de armas en el día, mientras en la noche los mismos países miembros proceden furtivamente a venderlas. Y entonces la ONU no puede hacer nada. Ella considera que la trasparencia es algo bueno, y ampara la libertad de personas como Assange, y este sigue preso. WikiLeaks ha filtrado más de diez millones de datos sobre casi todos los gobiernos, incluso por supuesto Rusia y China. Pero es perseguida más por los servicios de inteligencia occidentales pues expuso el uso de formas orwellianas de espionaje que los servicios de seguridad mantienen ilegalmente sobre sus propios ciudadanos. Y el que mantienen con sus aliados más cercanos.
La ONU, ante los Estados defiende a los derechos humanos, a las minorías, a la libertad de información. Lo que repugna a China o Rusia con una tradición varias veces centenaria de Estados regidos por el zarismo o el emperador, luego sustituido en un Comité Central que usurpó la voluntad general. Su concepto de humanidad pretendió imponer la justicia desde el rasero de la igualdad, y no trató de llegar a la igualdad desde el rasero de la justicia. En consecuencia, las libertades individuales fueron omitidas como un mero formulismo.
La ONU, mal que bien, es el sueño de la humanidad de liberarse de autarquías locales, es un ideal de sociedad con la búsqueda de un propósito común para toda la especie. Y fue compartido hasta no hace mucho por USA y la Gran Bretaña. Países en el que el racismo larvado bajo una careta de corrección política, ha vuelto por sus fueros imponiendo discriminaciones a mujeres, negros, latinoamericanos, islámicos. Y que amenaza con permanecer en el poder con una supremacía blanca en cabeza del Mr. Trump. Personaje que recuerda al violento pistolero del Oeste, Billy the kid, quién se jactaba de haber matado a veintiún hombres sin contar mexicanos…
USA fue forjada por emigrantes. Inglaterra, por el libre comercio. Y ahora como kamikazes socavan la tradición de su grandeza. Erodan sus cimientos, y a la ONU.