El 23 de octubre, EL NUEVO SIGLO publicó un fascinante análisis de la desigualdad en Colombia. Afirma que el nuestro es un país extremadamente desigual en materia de distribución de ingresos, pero argumenta que el panorama es menos desolador si consideramos la igualdad de acceso a servicios básicos como la salud y la educación, servicios que funcionan mejor hoy en Colombia que en la mayor parte de la región. También resalta los innegables avances en materia de reducción de pobreza desde el año 2002, respaldados por un proceso de crecimiento económico relativamente estable y robusto.
Todas estas consideraciones desafían la narrativa fantasiosa de la extrema izquierda sobre la desigualdad en Colombia, según la cual vivimos en la miseria bajo el yugo semifeudal de una despiadada élite extractiva cuyos miembros caben en la sede de un club. Sin embargo, al analizar minuciosamente los datos disponibles, encontramos que esta narrativa se desmorona incluso si sólo consideramos la distribución de ingresos.
El 1% de la población con mayores ingresos en Colombia -aproximadamente 500,000 personas- recibe el 18% de los ingresos del país. Esta cifra es considerablemente mayor a la de varios países desarrollados altamente igualitarios, como España, Alemania, el Reino Unido y Canadá, donde el 1% recibe, en promedio, el 13%. Sin embargo, es casi idéntica a la de Estados Unidos, un país cuya desigualdad es absolutamente consistente con una economía próspera y funcional, por lo que sigue siendo el destino principal de los emigrantes colombianos. Nuestra cifra también es considerablemente menor que el promedio del 24% de las otras cinco grandes economías latinoamericanas. El 1% recibe una mayor proporción de los ingresos en México, Brasil, Chile y Perú que en Colombia. Argentina, la única excepción importante a la regla, también es la economía más disfuncional del grupo a pesar de su inmenso potencial.
El panorama comienza a cambiar cuando consideramos porcentajes más altos de la población. Como resalta el artículo mencionado, el 10% de mayores ingresos en Colombia recibe alrededor del 55% de los ingresos, una cifra considerablemente mayor al 46% de los Estados Unidos y comparable al promedio regional de 58%. La desigualdad es aún mayor si consideramos el 47% de mayores ingresos, equivalente en Colombia a una población de 24 millones de personas y aproximadamente correspondiente a quienes viven en los estratos 3,4,5 y 6. Incluso en los países igualitarios, esta población recibe el 79% de los ingresos. En Estados Unidos recibe el 84% y en nuestros pares latinoamericanos recibe el 90%. En Colombia, superamos levemente el promedio regional, llegando al 92%.
Estas cifras revelan que la desigualdad de ingresos en Colombia no es extraordinaria por los recursos concentrados en las manos de la mal llamada “oligarquía.” Nuestro país no es propiedad de los 500,000 colombianos más adinerados, ni mucho menos de las 4,000 familias que citaba el presidente en campaña. En ese sentido, la desigualdad en Colombia es relativamente baja a nivel regional y totalmente consistente con la construcción de una sociedad próspera.
El verdadero problema de la desigualdad radica en que hemos construido instituciones razonablemente funcionales bajo las cuales millones de personas han podido progresar, sin lograr que estas instituciones abarquen a toda la población. Los colombianos más pobres viven por fuera de ellas, ya sea por la informalidad laboral, por la falta de infraestructura adecuada, o en el peor de los casos, por el yugo del terrorismo. Estos son los flagelos que debemos derrotar.