Definitivamente esta semana que pasó es para olvidar, qué cantidad de situaciones alarmantes vergonzantes y tristes por las que debió transitar este dolido país de nuestras entrañas; solo esperamos que los episodios vividos terminen aclarados y todos los comprometidos respondan ante la justicia.
La primera adversidad se presentó con la muerte de ocho miembros de la policía en San Pedro de Urabá; sigue la institución llevando el luto y entregando hombres en una lucha sin cuartel contra grupos narcoterroristas. Estos sacrificios hoy solo despiertan el rechazo de la sociedad, las autoridades decretan los duelos y las banderas flambean a media asta, pero el tiempo se encarga de restañar las heridas, quedando en las instituciones el recuerdo y permanente homenaje a sus olvidados héroes, entre los que también debemos mencionar señor Subteniente Camilo Ojeda Erazo, cuyo cuerpo sin vida fue encontrado en un lote al oriente de la capital. Era un hombre perteneciente a la inteligencia, joven, valeroso y soñador. ¡Qué tristeza!
Un segundo golpe no menos duro que el anterior cuenta de los dos periodistas y el conductor del diario El Comercio, vilmente asesinados por grupos disidentes de la Farc, episodio brutal e inentendible por las calidades de las víctimas, ajenas a cualquier tipo de conflicto armando; por el contrario los movía el cumplimiento del deber para aclarar los problemas reinantes en el sector fronterizo. Lo menos que podemos aportar de nuestra parte es la colaboración en la investigación y el enfrentamiento con estos grupos, las coordinaciones entres fuerzas son la calve del éxito en esta lucha; la frontera no puede ser excusa para la impunidad.
Ahora observemos otro tipo de delincuentes, con pasado sanguinario claro, pero hoy dedicados como antes al narcotráfico. Dan cuanta los medios de comunicación sobre una investigación donde alias Jesús Santrich, el cantante de “Quizá, quizá, quizá”, se encuentra vinculado con el envió de diez toneladas de cocaína al exterior, esto con la complicidad del Marlon Marín otro exponente de la organización, encargado de estas coordinaciones. Sobra decir que es sobrino de un alto negociador habanero, quien ante el escándalo salió con la más fácil, calificar la investigación seria y profesional de la Fiscalía General de la Nación, de vil montaje, ¿Qué tal la desfachatez? El problema radica en la posibilidad que por estos hechos delincuenciales, el proceso de paz pueda verse alterado, riesgo para mi gusto lejano, porque una cosa en el delincuente o aquellos delincuentes traqueteando, y otra los acuerdos, totalmente ajenos al proceder del cantante, hay que desvincular los dos escenarios por estar en estadios diferentes. Por último solo como referente invoquemos las anomalías en la contratación con dineros para financiar el posconflicto, donde Marlon de nuevo hace presencia, Iván dirá que es otro montaje. Y, ahora, éste se fue para Estados Unidos donde colaborará con la justicia norteamericana testificando contra Santrich. ¿Qué semanita verdad?