Que el uso de la bicicleta es una alternativa valedera para mejorar la movilidad en las grandes ciudades no tiene discusión y es por esto que las autoridades del ramo, en las principales urbes del país, se han dado a la tarea de motivar los ciudadanos animándolos a utilizar la cicla como medio de transporte cotidiano.
El proyecto es interesante pero tiene algunas condiciones que juegan paralelas a la motivación. Entre ellas sobresale la urgente adaptación de vías trenzadas en red, que comunique rutas enlazando cruces, puentes, deprimidos, paso a niveles y otros sistemas que hacen parte de la malla vial; todos debidamente señalizados y demarcando su recorrido, especialmente al momento del acople para continuar o cambiar de dirección. Esto pretende ganar un alto manto de seguridad vial, porque en la medida que los ciudadanos se concientizan de las bondades del proyecto, aumentará el número de usuarios y con ellos las posibilidades de accidentes o percances en los desplazamientos.
Otro tema a sumar es la idoneidad de los ciclistas, a quienes se les debe exigir un mínimo de compromiso y capacidad para la operación, sin olvidar la seguridad personal en los desplazamientos, porque un ciclista se convierte en blanco fácil de delincuentes, que saben el nivel de alerta recomendado a los usuarios del sistema, razón por la cual pueden caer en manos de ladrones de todo pelambre. Este componente de seguridad personal demandará presencia de autoridad a lo largo del recorrido, o por lo menos algún tipo de vigilancia, así sea privada, que ofrezca sensación de seguridad en los ciclistas.
Tenemos además una serie de recomendaciones ya no para las autoridades, sino para los ciclistas, buscando generar conciencia en las responsabilidades que deben asumir al momento de utilizar la ciclo ruta. La primera hace referencia a la ingestión de bebidas embriagantes o consumo de estupefacientes, actividad que debe ser controlada, pues no es de extrañar que veamos personas desplazándose en esos estados de inconsciencia, generando episodios riesgosos. Ahora hablemos de velocidad, pues de no controlarse asistiremos a impases entre ciclistas o entre éstos con peatones, y no será raro encontrar personas despistadas caminado o utilizando los cruces de ciclo rutas sin la mínima prevención y cuidado. Hoy ya podemos observar a cualquier hora del día personas montadas en una bicicleta a velocidades poco recomendables, poniendo en riesgo la integridad de muchos transeúntes.
Y, por último, no es extraño asistir al espectáculo de usuarios de las ciclo rutas, provistos de audífonos escuchando música o dedicados a conversaciones personales mientras operan su bicicleta, poniendo con ello en riesgo su propia seguridad y la de los transeúntes
El proyecto es atractivo pero su control, implementación y desarrollo tiene un gran compromiso de autoridad.