El ajedrez político está moviendo sus fichas con miras a las elecciones regionales de octubre y proyectando estrategias para las presidenciales del 2026. En ese escenario se dio el lanzamiento del partido “La Fuerza de la Paz”, del curtido y audaz senador Roy Barreras. Si bien en medio de las apariencias la nueva colectividad será de gobierno, es evidente que es la materialización de la distancia que empieza a marcar Barreras de Petro.
La política está llena de traiciones y artimañas para engañar y lograr objetivos personales, por eso estamos acostumbrados a ver a quienes eran enemigos convertirse en aliados. En las elecciones, quienes fueron alfiles del uribismo y posteriormente del santismo, llegaron a la campaña de Gustavo Petro entendiendo que era el barco ganador y no necesariamente compartiendo postulados ideológicos. Ese es el caso de Roy, quien hoy empieza a armar rancho aparte. Sabía el congresista que era a través de Petro como subsistiría políticamente, así como el entonces candidato sabía que necesitaba actores clientelares para llegar al poder. Sin embargo, la escisión se dio más rápido de lo esperado y puede resultar más peligrosa para el país de lo que nos imaginamos. Así como la división de los expresidentes Santos y Uribe ha sido nefasta para Colombia, pues nos sumió en una polarización difícil de superar, este acto de Barreras puede llevarnos a un enfrentamiento entre los seguidores de Petro en las calles y quienes quieren mantener el statu quo.
El presidente, en estos primeros meses de gobierno e incluso en la propia campaña, ha intentado trabajar dentro del imperfecto sistema democrático que tenemos para poder generar los cambios que sueña. Si no se lo permiten, los de siempre a través de artimañas políticas, anunció el 14 de febrero desde el balcón de la Casa de Nariño que tendremos manifestaciones para rato.
Los de siempre son precisamente aquellos que encarna Roy, quienes durante décadas han estado en el poder sin generar mayores transformaciones para los más necesitados y trabajando a punta de conocer y manejar el sistema. Esos mismos son los que saben que el Pacto Histórico no tiene nada para las elecciones regionales y por eso están estructurando las maquinarias para controlar la política desde las ciudades y departamentos. Pero Petro es un líder nacional y sabe movilizar a sus seguidores con las estrategias de la nueva política. Por eso el enfrentamiento puede no ser menor ¿Quién ganará?
Uribe y Petro son líderes similares desde orillas ideológicas distintas, pero conscientes de encarnar el mismo tipo de sujeto, por eso se entienden y respetan. Ambos saben que no pertenecen a la élite política tradicional colombiana pero que su conexión con la ciudadanía de tipo mesiánico les permite tener poder para pelearle. Por eso, la jugada de Roy quien es aliado del expresidente Santos, puede terminar uniendo estratégicamente a los dos caudillos más importante de nuestros tiempos.
Colombia quedaría sin oposición, más allá de Uribe no hay quien pueda encarnarla y acabaríamos entonces sumidos en un enfrentamiento entre los seguidores del presidente en las calles y los políticos de siempre defendiendo sin legitimidad nuestra precaria democracia.