Polvareda, por decir lo menos, levantó en el país la comunicación de prensa que da cuenta de un determinado número de reinsertados prestando servicios de seguridad para mandos o directivos de las Farc, que desempeñarán cargos y responsabilidades en el posconflicto, una vez se ajuste y de complimiento a lo acordado entre las partes.
Debemos entender al ciudadano de a pie, que con algunas experiencia vividas por excesos y desmanes, venidos de los grupos responsables de la seguridad de determinados personajes de la vida nacional, donde el abuso de velocidad prima sobre las normas de tránsito, la invasión de las vías está al orden del día y la ocupación de avenidas, calles o bahías por estos vehículos se torna insoportable. Lógicamente recapacitan en las situaciones que seguramente tendrán que afrontar con estos grupos venidos de la confrontación y ajenos a la vida en comunidad. Les sobra razón a los pobladores de diferentes sectores porque la noticia se dio a conocer sin mayores detalles y deja en el ambiente una serie de interrogantes de disímil índole, que sería bueno aclarar para tranquilidad y sosiego de los colombianos.
Partamos del principio que desempañarse como escolta no es tarea fácil, por el contrario demanda una gran responsabilidad hacia diferentes frentes, requiriendo ante ello una capacitación formal, soportada en buen juicio y aptitudes para su ejercicio, pues sólo quien cumpla con ciertos perfiles podrá ejercer esa delicada misión , haciéndose necesario por ejemplo, ser poseedor de un gran autocontrol, un permanente nivel de aleta, tener respeto por las personas, visión y buenas condiciones para desplazar el personaje por cualquier medio, acierto y agudeza identificando personas sospechosas en medio de una muchedumbre, agilidad mental y física que le permita utilizar con moderación los recursos puestos a su servicio y tratar de causar el menor daño posible al momento de actuar. De ahí las inquietudes acuñadas en los pobladores de las diferentes regiones, preguntándose si estas personas escogidas para los esquemas de seguridad han recibido, fuera de las prácticas de combate al interior de su movimiento, alguna instrucción que los capacite para asegurar con solvencia la vida e integridad de los personajes puestos bajo su custodia. De no haber recibido esa preparación ¿Quién se la impartirá y en qué lugares?, ¿El tipo de armamento a utilizar en el servicio será el convencional para esta actividad?, ¿Las armas sólo las portarán en las horas del servicio?, ¿Qué entidad se encargara de controlar, disciplinar y organizar esa asistencia? ¿Ante quién responderán por las faltas y transgresiones a las normas? ¿Los casos de delitos en servicio o con ocasión del mismo como se manejarán?. Variados y numerosos los interrogantes sobre el tema, que sería saludable responder para tranquilidad del país en general.