Actualmente, en vastas regiones de la Tierra, el simple acto de respirar lleva a la disminución de la vida. Sufrimientos de origen pulmonar y alérgico crecen en progresión geométrica. Hospitales y consultorios de especialistas están llenos con las víctimas de las más diferentes impurezas.
Aproximarse al tubo de escape de un vehículo es un suicidio, tal es la adulteración del combustible actualmente. Esto sin citar los motores no regulados...
Cuando usted se acerca por carretera, por vía aérea o marítima, a los grandes centros poblacionales del mundo, pronto ve el paisaje sitiado por un océano de gases nocivos.
Los niños y los ancianos que viven allí merecen respeto.
No obstante, de manera implacable, su salud está siendo minada. Empezando por la psíquica, dado que las mentes humanas están padeciendo toda especie de presiones. Por esto, de poco sirve rodearse de muros cada vez más altos, si de antemano, la amenaza estuviera dentro de casa, alcanzando el cuerpo y la psicología del ser.
En ciudades de playas, a pesar del mar, el envenenamiento atmosférico avanza, sin hacer referencia a la contaminación de las aguas y de las arenas... Lo que sorprende es que construyen, en muchas de ellas, metrópolis altamente politizadas, y sólo de un tiempo para acá sus habitantes en verdad despertaron a tan terrible riesgo.
Descontaminar cualquier área urbana o rural debería formar parte de un programa valiente del político que realmente la amase. No se puede esperar que esto sólo suceda cuando se convierte en un asunto lucrativo. Aunque no hay nada más provechoso que cuidar del ciudadano, el Capital de Dios.
Los asuntos son múltiples, pero este es gravísimo: estamos respirando la muerte. Nos encontramos ante un tipo de progreso que, al mismo tiempo, propaga la ruina. Nuestra propia ruina.
Se comprueba la necesidad urgente de ampliar la conciencia ecológica del Pueblo, antes que el deterioro de su calidad de vida sea irreversible. Este ha sido el desafío enfrentado por varios idealistas pragmáticos.
Sin embargo, a veces, la ganancia se revela mayor que la razón. El descuido en la preparación de ciertas comunidades, para que no esterilicen el suelo, se muestra superior al instinto de supervivencia.
Reflexión de Buena Voluntad: Nunca como ahora se hizo tan indispensable unir los esfuerzos de ambientalistas y de sus detractores, como también de trabajadores, de empresarios, del personal de los medios masivos de comunicación, de los sindicalistas, de los políticos, de los militares, de los abogados, de los científicos, de los religiosos, de los escépticos, de los ateos, de los filósofos, de los sociólogos, de los antropólogos, de los artistas, de los deportistas, de los profesores, de los médicos, de los estudiantes, de las amas de casa, de los jefes de familia, de los barberos, de los taxistas, de los barrenderos y demás segmentos de la sociedad, en la lucha contra el hambre y por la conservación de la vida en el Planeta.
El asunto se volvió dramático y sus perspectivas, trágicas. Por los mismos motivos, urge el fortalecimiento de un ecumenismo que supere barreras, aplaque odios, promueva el intercambio de experiencias que estimulen la creatividad global, corroborando el valor de la cooperación socio-humanitaria de las alianzas, como por ejemplo en las cooperativas populares en las que las mujeres tienen gran desempeño, destacando el hecho de que son frontalmente contrarias al desperdicio.
Hay mucho que aprender unos con otros. Una guía diferente, comprobadamente, es la de la violencia, de la brutalidad, de las guerras, que invadieron los hogares en todo el orbe. Resumiendo: cada vez que derribemos la arrogancia y el prejuicio habrá siempre que absorber lo que hay de justo y bueno en todos los componentes de esta amplia “Arca de Noé”, que es el mundo globalizado de hoy.