Ética y tecnología | El Nuevo Siglo
Sábado, 2 de Junio de 2018

Desde que en el siglo XX la tecnología desbordo al derecho, los desarrollos de ésta han dejado muy comprometida a la ética entendiéndola como las normas del comportamiento social y cultural que deben observarse en el desarrollo de sus aplicaciones. Por ello la Sociedad Tecnológica en los Estados Unidos y en Europa está actuando, para que en su ámbito, se aplique los principios éticos, que por ejemplo se observan rigurosamente en la profesión médica, en donde hacer o producir un daño es un anatema que es severamente castigado.

La ética debe ser la gran reguladora del ejercicio del poder, especialmente en una comunidad global, multicultural, multirracial y multirreligiosa. Los límites éticos deben aplicarse, sin reservas en todas las relaciones humanas, en todo momento y bajo toda circunstancia. No importa la edad, los conocimientos y los entornos ciudadanos. Esto en todos los sectores y a todos los niveles.

En el mundo actual de las noticias falsas y las posverdades, los programas académicos de las universidades deben hacer su mejor esfuerzo para enseñar a sus alumnos el a, b, c de la ética. Máximo en una época, como decíamos al principio, en donde la informática y la dictadura de las redes sociales están a la orden del día. Y la inteligencia artificial está a la vuelta de la esquina. El riesgo si no “nos aconductamos” iríamos de regreso a la mejor época de las cavernas.

El gran peligro de la innovación es que tiende a deshumanizarse y lo más grave es que todos los expertos y analistas coinciden en advertir que “la tecnología no es neutra” y que “las decisiones que se toman en la construcción y en la producción de esas tecnologías tienen profundas implicaciones y ramificaciones sociales”.

La búsqueda afanosa para “regresar el genio a la botella”, es una lucha que tiene varios frentes: noticias falsas en Facebook, seguidores falsos en twitter, pornografía infantil en YouTube, abusos propagandísticos en google, todo preparándose para la tormenta perfecta. Una de las personas que más ha estudiado el fenómeno, Laura Noren, nos advierte “pueden arreglar el software, pero no podrán restablecer la reputación de alguien¨

Lo que más preocupa a las universidades que están comprometidas en la cátedra de ética tecnológica es “el que cada vez nuevas herramientas como el llamado aprendizaje utilizan algoritmos informáticos que proyectan grandes flujos de datos de manera sistemática y poderosa”.

Ante tal avalancha que ahoga todo racionamiento previo e impide algún tipo de corroboración, el sujeto social se encuentra en la mayor de las indefensiones. Es una espiral de irrealidades que socaban dramáticamente las antiguas idealidades.

Nuestra privacidad entonces, está bajo fuego cruzado. Todas estas manipulaciones, que crecen en proporción geométrica están haciendo perder el control humano sobre las máquinas que, en forma perversa nos hacen perder a diario hasta el sentido de peligro.

Adenda

En estos escenarios ¿qué papeles jugarán la democracia y la religión?