Dio un alerta Hipólito Taimé cuando comentó que la historia es un arte pero también es una ciencia; pide al escritor inspiración, pero también reflexión; si ella tiene por obrero la imaginación creadora, tiene por instrumento la crítica prudente y la generalización circunspecta; es necesario que sus pinturas sean vivaces como la de la poesía; pero también es necesario que su estilo sea exacto, sus divisiones tan determinadas, sus leyes tan comprobadas y sus inducciones tan precisas, como las de la historia natural.
Con la presencia de altos dignatarios de la Iglesia Católica, el Ejército, los poderes públicos y las academias, tuvo lugar en el Seminario Mayor de la Arquidiócesis, todo un espectáculo de la inteligencia al presentarse el muy documentado y voluminoso libro titulado Vida del General Juan Bautista Córdoba Álvarez, una vida al servicio de Dios y de la Patria. Fueron memorables las intervenciones muy elocuentes del académico de Historia y de la Lengua, Antonio Cacua Prada, autor de la obra y del Exmo. Juan Vicente Córdoba Villota, Obispo de Fontibón, e hijo del General Córdoba. Con voz vibrante, los oradores leyeron sus escritos, logrando entusiasmar vivamente al muy calificado y nutrido auditorio.
Los que tuvimos la fortuna de ser amigos del General Juan B. Córdoba, sabemos que su vida fue como un relámpago, todo constituido de luz y de energía en el panorama de la República. Mucho tuvo que ver este militar con grandes episodios nacionales como la renuncia de General Rojas Pinilla, la constitución de la Junta Militar del gobierno que lo reemplazo, -el General Córdoba fue secretario de estos militares- y lo que es más importante: el histórico restablecimiento de un gobierno democrático con Alberto Lleras Camargo como presidente.
Antonio Cacua Prada con exactitud y respaldo probatorio resalta multitud de hechos que enriquecen. El libro de 500 páginas, elaborado con gran lujo, fotos a color, arroja torrentes de luz sobre una etapa trascendental de nuestra vida republicana. Parece que el académico Cacua Prada atendió la recomendación del inmenso poeta Watt Wilman, quien le dijo al experto biógrafo americano Taubel. “Sé que usted. Está escribiendo sobre mí… Tenga cuidado de hacerlo honradamente… No me embellezca demasiado. Y no olvide poner con toda objetividad mis caídas como hombre, mis debilidades como cristiano y mis derrotas… ¿Qué ser humano no las ha tenido?
Fui amigo cercano de este valioso luchador. Vi, como con temperamento controlado y con altura académica, enfrentaba a muchos colegas militares de temperamento huranado y volcánico. Me ayudó a documentar mi libro en que proponía crear un poderoso ejército antiguerrilla, como ya lo había hecho EE. UU. Para derrotar a la insurgencia de Vietnam.
Este libro tuvo 7 ediciones y prólogos y presentaciones del presidente Guillermo León Valencia, Alberto Ruiz -ministro-, Roberto García Peña y el magistrado de la Corte Antonio Vicente Arenas. Tuve puestos directivos cuando él fue presidente del Instituto Sanmartiniano y Sociedad Bolivariana. Como jurista le di conceptos por escrito sobre temas de interés.