Mucho se ha debatido sobre la eficiencia de las cámaras de vigilancia instaladas en algunos sectores de las ciudades y así como tienen defensores, existen los detractores que no ven la validez de esta tecnología utilizada para combatir la delincuencia. Sin intención de tomar partido quiero hacer algunas reflexiones invitado mis amables lectores, a considerar el servicio de estos equipos para enfrentar el crimen en sus diferentes niveles.
La pregunta es: ¿la estrategia de las videocámaras, que se cataloga como una tecnología puesta al servicio de la seguridad, ha señalado o demostrado ser una herramienta efectiva y contundente para combatir la delincuencia y potenciar la sensación de seguridad en las comunidades? La respuesta es positiva, según conceptos de las administraciones y cuerpos de seguridad, incluyendo la vigilancia privada, donde explican que a las cámaras se les ha dado manejos diferentes, uno destinado a filmar desde lugares estratégicos y desconocidos para la población, todos el acontecer en un vecindario con el fin de registrar minuto a minuto su comportamiento y accionar y otro es el asignado a disuadir los transgresores de la ley, mostrando su existencia y alertándolos sobre la posibilidad de ser señalados e identificados. Pero en las dos estrategias, independientes del objetivo, es claro que los buenos resultados se han logrado gracias a esa ayuda tecnológica al captar hechos delictivos y delincuentes.
Lo ideal sería desarrollar un programa coordinado por las autoridades para tejer una o varias redes de videovigilancia que cubran las dos finalidades: disuadir controlando y filmar el diario acontecer del sector. Pero lo importante es entender que la tecnología sin el apoyo humano no cumple con los objetivos, quedando desamparada y sin recursos para neutralizar situaciones o prevenir sucesos negativos contra las colectividades. El primer requisito es el monitoreo permanente, actividad de difícil cumplimiento por el nivel de atención exigido al operario, falencia que se puede neutralizar con el compromiso ciudadano. Recordemos que la tecnología logra llegar a los diferentes dispositivos hoy en manos de la ciudadanía, desde donde cada vecino observa los enfoques de sus cámaras y consigue alertar en tiempo real a las autoridades del sector. De otro lado es necesario que las unidades de policía, que son las llamadas a enfrentar estas alertas y clamores ciudadanos, estén dotadas de equipos suficientes en sus desplazamientos y actuaciones ante la delincuencia.
Ahora, es de suma importancia entender que las características y tecnología de punta juegan un papel preponderante en la calidad del producto para su análisis e integración al sistema, porque las administraciones deben destinar recursos hacia la implementación de las redes externas, pero los vecinos están comprometidos a instalarlas al interior de sus viviendas, edificios, oficinas, conjuntos residenciales, almacenes, centros comerciales etc,, buscando la comunicación y fortaleza.