Pretendo votar por Bogotá
“Votaría por él si veo inminente la amenaza de Petro”
ACEPTO la invitación del profesor Óscar Delgado, a expresar públicamente mi posición frente a los candidatos a la Alcaldía de Bogotá.
Aun cuando aparentemente son muchos, los realmente opcionados no son tantos; la mayoría de los más limpios, no tienen la cancha necesaria, y los de más cancha tal vez no estén tan limpios.
Comencemos por los jóvenes:
Carlos Fernando Galán tiene sobrados genes de inteligencia y honestidad; es coherente con su historia, y tiene un ángel especial; pero no es claro cómo le iría administrando una ciudad que tiene la población de seis Estonias o dos Irlandas.
David Luna, chévere como para después, cuando su expresión de ingenuidad y su voz de “yo no fui”, no hagan pensar que le falta un hervor.
La Gina candidata no ha sido tan visible como la Gina senadora; aquella que no dejó entrar a los paramilitares al Congreso (no a los elegidos, sino a los visitantes), y que abanderó la ley de infancia y el tema de verdad y reparación. La senadora que supo independizarse a tiempo, sigue siendo la misma mujer valiente y creativa, que no se estanca en paradigmas y proyecta una buena mezcla de honestidad y firmeza. Ha estudiado con juicio ésta y otras ciudades, y está en condiciones de importar y adecuar exitosos modelos de movilidad, seguridad y salud.
Cambiemos de generación y partido:
Aurelio Suárez conoce y maneja con propiedad cifras, antecedentes históricos, problemas demográficos, y proyecciones de Bogotá. Pero carga varios lastres de los que él no es culpable, pero tampoco es ajeno: los alcaldes del Polo (excepto Clara López) han sido catastróficos; poca gente lo conoce, y se lanzó -o lo lanzaron- tarde; su publicidad confusa y antiestética, poco ayuda; y aparte de la W, los medios lo ignoran.
Jaime Castro es un buen señor, pero carece de humildad para aprender de los jóvenes, y le sobra paraguas, para representar a los indígenas.
Una aplanadora de telarañas de ambigüedad, le dio el puntillazo a Mockus. Le sobran símbolos y le falta concreción de gobernante. Ahora, para completar el harakiri, se habla de una alianza con Petro.
De Dionisio líbranos Señor. Afortunadamente, no creo que más de cuatro gatos voten por él.
Carlos Guevara y Gustavo Páez, perdón, pero no tengo ni idea quiénes son. ¿Ellos sí?
Sigamos.
Petro, habilidoso, maloso y mañoso, ha recorrido demasiados caminos legales e ilegales en busca del poder. Ha sido guerrillero, sapo de Uribe, se alió con María Emma, le coqueteó a la derecha, le jugó sucio a Carlos Gaviria, odia a Clara López, y ahora busca a Mockus. Peligroso candidato por lo que es, por lo que ha sido y porque tiene posibilidades de ganar.
Y llegamos a Peñalosa. Me genera toda suerte de reservas, pero reconozco que tiene la experiencia, la capacidad gerencial y la visión cosmopolita, que le permitirían sacar a Bogotá del hueco.
Votaría por él sólo si veo inminente la amenaza de Petro. Pero me sentiría mucho más sensata y más coherente con mi visión política, votando por Gina.
Pretendo votar por Bogotá, y hasta ahí voy.
ariasgloria@hotmail.com