No bien han pasado los ataques a miembros de la Policía Nacional en la región del Catatumbo, que arrojan un saldo triste de hogares en llanto, viudas y huérfanos, cuando los criminales del Eln direccionaron su accionar hacia los hombres de las fuerzas militares acantonados en esa región.
Ya pasaron siete días y poco a poco hemos relegado ese martes 27 de febrero, luctuoso para la fuerza pública, por el ataque tan inmisericorde contra una patrulla del ejército en la vereda El Tablazo ubicada cerca de Tibú, cuando un comando guerrillero los atacó con cargas explosivas generando un saldo de cinco soldados muertos y varios heridos, cubriendo de luto al Ejército Nacional, sus hogares y su historia de lucha, salpicada con la sangre de héroes, que ofrendan la vida por su patria. El golpe para el país fue decepcionante porque hacía pocos días este grupo insurgente había ofrecido una tregua unilateral como aporte al debate electoral, mostrándose complaciente con la democracia y pidiendo al Ejecutivo la posibilidad de reanudar las conversaciones.
Recordemos que los intentos del Gobierno por negociar con los elenos, ya llevan un año sin lograr adelantos significativos, destacándose aquel cese bilateral de fuego acordado para fines del año pasado, cese inseguro y pleno de dudas por la falta de seriedad reinante en el Eln, grupo del cual podemos esperar cualquier locura en medio de un escenario de acuerdos. De resto nada positivo, como no sean los continuos ataques contra la infraestructura petrolera del país que tanto daño le hacen a la economía, sin olvidar que al lado de esa violencia están los embates a la fuerza pública que nunca han cesado por el interés del grupo armado ilegal de mostrarse capaz de negociar en medio del fuego o llegar fortificados a la mesa buscando sacar mejor partido. Demuestran los elenos poca estrategia y mucha prepotencia, pues es sabido que el enfrentamiento contra las fuerzas del Estado no es una buena táctica y la justicia reinará dando la razón y la victoria a las fuerzas del gobierno.
Por otro lado existe una gran dificultad con estos delincuentes, y es la falta de unidad de mando, demostrado en la incapacidad de unificar acciones, y existir frentes que no atienden las disposiciones de la mesa, debiendo el país presenciar actos de barbarie como los de los días pasados. De ahí la inseguridad experimentada frente al cumplimento de pactos con esta organización. Otro ángulo negativo está en la facilidad que tiene la guerrilla de cruzar la zona limítrofe con Venezuela, quedando por ello a salvo de las autoridades y tropas colombianas y termino reconociendo lo difícil que será para el Señor Presidente romper la posibilidad de diálogo, siendo como lo es, un premio Nobel de Paz.