Hay luz | El Nuevo Siglo
Lunes, 11 de Julio de 2022

Esta, nuestra historia humana, comenzó en las cavernas hace unos 200 mil años. Los científicos piensan, también, que las claves del origen de la vida en el planeta, hace miles de millones de años, pueden encontrarse en el mundo oscuro y subterráneo de estos ecosistemas.

Allí, en las entrañas mismas de la tierra, están las luces para comprender mucho de lo que somos y de la vida que nos rodea, por eso es tan importante cuidar estas cavidades y por eso hoy celebramos la reciente aprobación de la ley de protección del patrimonio espeleológico colombiano.

Aquí en Colombia, uno de los países con más biodiversidad del planeta, hay todo un mundo vivo y vibrante que habita en cientos de cavernas, tanto en la superficie como debajo de la tierra y del agua. Estos paisajes kársticos, según su nombre técnico, acogen a animales como los murciélagos y los guácharos que son dispersores de semillas y propician la reproducción de plantas y la fabricación de agua, y también a seres microscópicos que son fundamentales en el sostenimiento de los ecosistemas. Además, son laboratorios naturales que, al haber permanecido poco expuestos al impacto de la actividad humana, permiten estudiar especies y fenómenos únicos e irrepetibles. Estas, y muchas características más, hacen de estos escenarios patrimonio de interés ecológico, paisajístico, biológico, hidrológico, geológico y paleontológico. Cuidar estos hábitats es cuidarnos a nosotros mismos, pues nuestra vida siempre depende de la vida de los otros.

Además de su importancia en términos científicos, las cavernas son depositarias también de un valor arqueológico, histórico y cultural enorme para el país. Allí no solo se encuentran los rastros de pobladores muy antiguos que recorrieron nuestros territorios miles y cientos de años atrás, también están las evidencias de un pasado reciente marcado por la violencia y por la resistencia. Hay cuevas que guardan oscuros secretos sobre el enfrentamiento entre grupos armados de todos los colores: desapariciones, torturas y ejecuciones que es mejor no imaginar; y hay otras que, en el mismo contexto de la confrontación, abrigaron y sirvieron de refugio a personas indefensas. Son muchas las historias y las verdades por desentrañar aquí.

La ley que se acaba de aprobar en el Congreso, además de referirse a la espeleología técnica, académica y científica, destaca el turismo espeleológico. Se considera que hay un gran potencial en esta actividad que, en cualquier caso, debe ser regulada para garantizar la conservación de las cavernas y la seguridad de los turistas que decidan adentrarse en las profundidades de los territorios. Colombia sigue siendo un país ajeno y extraño para los colombianos, sin duda recorrerlo y conocerlo es la mejor manera de valorarlo, por eso el reto es hacer del espeleoturismo una experiencia educativa que lleve a la comprensión y a la protección de estos ecosistemas.

A la ley solo le falta la sanción presidencial, el paso siguiente será la formulación de una política pública integral; esa es la tarea que le espera al nuevo gobierno. Hay luz allí, donde uno menos lo imagina.

@tatianaduplat