HERNANDO GARCÍA MEJÍA | El Nuevo Siglo
Sábado, 13 de Agosto de 2011

Versalles, gastronomía e intelecto


“Sitio de encuentro de la gente de la cultura antioqueña”


EN  el centro de Medellín existen tres lugares emblemáticos tanto para sus habitantes como para turistas nacionales y extranjeros: El Astor, Versalles y el Salón Málaga. Sobre el primero y el último ya tuve oportunidad de hacer mención amplia en columnas pasadas, habida cuenta de que soy cliente habitual o al menos frecuente de ellos. El Salón Málaga cumplió ya 50 años, el Astor 80 y Versalles cumplirá mañana lunes, 15 de agosto, su medio siglo.


Fundado por el argentino Leonardo Nieto, el negocio empezó como pastelería y heladería y después, gracias a la calidad de sus productos, fue creciendo hasta transformarse en lo que es actualmente. Por su situación estratégica en pleno bulevard de Junín ha sido desde entonces común sitio de encuentro de la gente de la cultura antioqueña y por sus salones gratamente cálidos han pasado desde los nadaístas irreverentes comandados por Gonzalo Arango hasta escritores raizales como Manuel Mejía Vallejo y contestatarios y vitriólicos como Fernando Vallejo, el otro irreverente que revolucionó la narrativa antioqueña con sus particulares enfoques críticos, testimoniales y autobiográficos, lanzándola desde lo local hacia lo mundial.


En su ámbito se ven siempre caras conocidas de la intelectualidad y la cultura locales y en las paredes del segundo piso sendos retratos de escritores famosos como Jorge Luis Borges y el ya citado Mejía Vallejo. Además, como recuerdo de la cultura argentina y del afincamiento entrañable del fundador con las letras tutelares de la patria gaucha, aparece, enmarcado, un hermosísimo poema de Almafuerte, considerado por Borges el mejor escritor argentino de todos los tiempos.


Evoquemos el poema:
¡Più avanti!
No te des por vencido, ni aun vencido,
no te sientas esclavo, ni aun esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo
y arremete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
no la cobarde intrepidez del pavo
que amaina su plumaje al menor ruido.
Procede como Dios que nunca llora
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora...
¡Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo, tu cabeza!


Además del buen ambiente y excelente atención de los meseros, los clientes disfrutamos en Versalles las clásicas empanadas argentinas y chilenas, la delicia de los churrascos y en general de los diversos productos de repostería y restaurante, cuya esmerada preparación funda el prestigio de este amable rincón gaucho en nuestro medio.


Un abrazo para los amigos de Versalles, quienes también han estado vinculados a la promoción del tango desde la Casa Gardeliana, fundada asimismo por don Leonardo.
Twitter: @hergamex